Irak incumple su promesa de retirarse de Kuwait
Irak anunció ayer que sus tropas habían iniciado la retirada del territorio kuwaití, prometida dos días antes, pero no existían evidencias de que fuera cierto, sino, por el contrario, de la entrada de decenas de miles de milicianos que quieren unirse al llamado Nuevo Ejército Popular de Kuwait. El escepticismo es tal que Egipto presentó su renuncia a actuar como mediador en el conflicto. Nadie cree ya que el presidente iraquí, Sadam Husein, pese a sus promesas, vaya a abandonar en los próximos días esta codiciada salida al mar que le brinda el territorio del emirato petrolero.
ENVIADA ESPECIALUn diplomático de la Embajada kuwaití en Aminán declaró ayer a la agencia France Presse que la aviación leal al emir había bombardeado un campamento militar iraquí dentro de Kuwait. Sus palabras reflejaban más bien un deseo que la realidad. El Ejército iraquí controla absolutamente Kuwait. Los más de 500 tanques que atravesaron la frontera entre el jueves y el viernes están desplegados en la capital, los campos petrolíferos y las bases militares. Kuwait sólo contaba con 250 carros de combate.Irak, no sólo tiene selladas las fronteras de este pequeño emirato de 18.000 kilómetros cuadrados, sino que ha cerrado también las suyas para maniobrar con más facilidad y sin testigos molestos. Su Ejército se mueve a voluntad por el territorio de los dos países e incluso algunas unidades móviles, según el Pentágono, han atravesado en diversas ocasiones a lo largo de ayer, la frontera con Arabia Saudí, país que no pronuncia palabra para que no le salte la liebre.
Nadie sabe muy bien de donde ha sacado Bagdad los nueve militares que integran el Gobierno provisional de Kuwait, pero el nuevo ministro de Exteriores, teniente coronel Walid Saud. Mohamed Abdalá, ya advirtió ayer a todos países que piensen en tomar represalias contra Kuwait o Irak, "que deben acordarse de los intereses y de los ciudadanos que tienen en Kuwait".
De los dos millones de personas que pueblan el emirato, más de un 63% son extranjeros. Diplomáticos kuwaitíes aseguran, que ni el nuevo primer ministro, coronel Alá Husein Alí, ni los otros ocho miembros del Gabinete son auténticos kuwaitíes, sino "iraquíes disfrazados. Fuentes árabes señalan que el llamamiento del nuevo Gobierno a que "cualquier nacionalista árabe" se integre en las filas del Ejército popular está dirigido especialmente a los 400.000 palestinos residentes en Kuwait. Algunos de ellos lo son por segunda o tercera generación, pero la legislación kuwaití no permite a ningún extranjero acceder a la ciudadanía, lo que había creado un cierto resentimiento.
Nuevas divisiones
Según la agencia oficial iraquí INA, la retirada se realiza conforme al calendario acordado entre Irak y el Gobierno provisional de Kuwait, pero no se han especificado detalles sobre éste. Irak tampoco ha informado de cuántos soldados ha introducido en el emirato, pero los servicios de espionaje occidentales señalan que alrededor de 120.000 iraquíes cruzaron la frontera entre el jueves y el viernes.
El anuncio por Bagdad de que creaba 11 nuevas divisiones no ha hecho más que aumentar el nerviosismo en todo Oriente Próximo. Sadam Husein ordenó ayer la formación de una división' blindada, otra de la guardia republicana -una unidad de elite encargada especialmente de la protección de¡ presidente- y nueve de infantería. La agencia iraquí no daba detalles sobre cuántos hombres integrarán cada nueva división. Se supone que todos ellos serán reservistas veteranos de la guerra,con Irán.
Aunque los embajadores de Irak en París y Washington han desmentido que su país pretenda invadir Arabia Saudí, el ruido de sables es cada vez más escandaloso y se teme cualquier locura de este fanático de la unidad árabe bajo su cetro. Irak afirmó ayer que está dispuesto a entablar negociaciones con el nuevo Gobierno Provisional de Kuwait Libre sobre sus diferencias fronterizas. Irak busca desesperadamente una salida al mar, ya que el estuario de Chat el Arab -por cuyo dominio inició la guerra con ,Irán- se encuentra anegado por barcos y pertrechos militares.
Las islas de Bub¡y y Warba, que eran sus principales exigencias a Kuwait, y la firme negativa del depuesto primer ministro y príncipe heredero, Sad Abdulah, Sabah, a negociar al respecto fueron el detonante de la invasión. Sad Abdulah representó a su país en las negociaciones con el número dos iraquí, Izat Ibrahim, que se desarrollaron en Yedda (Arabia Saudí).
La vida en la capital kuwaití se ha normalizado. Las tiendas comienzan a abrir sus puertas y los ciudadanos salen a comprar sus vituallas. Vehículos militares y tanques vigilan las principales avenidas y los soldados iraquíes se han instalado en algunos de los grandes hoteles. Mayores problemas comienzan a sufrir los kuwaitíes que habían abandonado el emirato para pasar- el fin de semana (jueves y viernes) en Bahrein y Egipto, donde la menor austeridad islámica permite encontrar alcohol y pornograria.
Hoteles y restaurantes se niegan a aceptar los dinares kuwaitíes y las tarjetas de crédito. Los bancos no aceptan el cambio y mucha gente se ha visto obligada a abandonar sus habitaciones por falta de dólares. En Manama, capital de Bahrein, la situación es tan apremiante que se ha creado un comité de apoyo a los kuwaitíes y numerosa gente se ha ofrecido a darles cobijo.
Jordania, uno de los cuatro miembros de la Liga Árabe que ' junto con Sudán, Yemen y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), votó en contra de la resolución de la Liga condenando la invasión iraquí del vecino país, advirtió ayer a las potencias internacionales que se abstuvieran de intervenir en el golfo Pérsico, subrayando que toda intervención exterior sería "prematura y complicaría la situación en lugar de contribuir a resolverla". Por otra parte el rey anunció que no reconocería el Gobierno provisional de Kuwait instaurado por Irak.
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