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Marcelino Oreja deja la ejecutiva del PP y su cargo como portavoz en el Parlamento Europeo

Marcelino Oreja, de 55 años, ha comunicado personalmente a José María Aznar, presidente del Partido Popular, su dimisión como portavoz de los eurodiputados españoles en el Grupo Popular (democristiano) del Parlamento Europeo y como miembro de la comisión ejecutiva del PP, según informaron ayer fuentes de¡ partido. Aislado en la dirección y ajeno al equipo de confianza de Aznar, Oreja quiere poner término a la marginación de que se siente objeto en el diseño de la política exterior del PP. Aznar se reunirá esta mañana con él para intentar convencerle de que revoque su decisión.

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Marcelino Oreja habló por teléfono con Aznar en la noche del lunes para quejarse por no haber sido invitado al almuerzo recién celebrado en Bruselas al que asistieron el presidente del PP, el primer ministro belga y presidente del Partido Popular Europeo, Wilfried Martens, y el diputado español Javier Rupérez.Hace diez días, Martens acudió a Madrid, invitado por la Fundación Humanismo y Democracia, que preside Ruperez, y se entrevistó con varios dirigentes del PP, pero en la lista de interlocutores no fue incluido Oreja. Éste ha sido uno de los pocos defensores de la incorporación del PP al Partido Popular Europeo como "observador",y, sin embargo, se ha encontrado con que estaba ausente cuando Aznar anunció esa decisión en Bruselas el pasado lunes.

Oreja comunicó a Aznar que dimite como portavoz en el Grupo Popular Europeo y por tanto del puesto que, en función de ese cargo, ocupa en el comité ejecutivo del Partido Popular. Salvo que hoy Aznar le convenza de que revoque su decisión, en adelante se limitará a presidir la Comisión Institucional del Parlamento europeo.

El abandono de Oreja resulta espectacular si se tiene en cuenta que hace poco más de un año aspiraba a ser el candidato del PP a la presidencia del Gobierno. Una posibílidad que Manuel Fraga, fundador del partido, le había dejado imaginar cuando ambos negociaron la conversión de Alianza Popular (AP) en un partido más democristiano.

Fraga negoció durante varios meses con Oreja, entonces secretario general del Consejo de Europa, para que le ayudara a refundar AP. El líder conservador necesitaba al ex ministro centrista, veterano democristiano e integrante de la oposición moderada al franquismo, para prestigiar una derecha necesitada de una imagen más moderna y centrista.

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Las dificultades para llegar a un entendimiento en los principales aspectos del proyecto obligaron a intervenir incluso al presidente del episcopado, Angel Suquía. El arzobispo de Madrid conversó ampliamente con ellos, por separado. Y cuando el acuerdo se produjo, los sectores democristianos integrantes del Partido Demócrata Popular (el que encabezaba Rupérez) no dudaron en intepretar que la refundación de AP contaba con bendiciones que a ellos se les retiraban.

Fracaso electoral

Pero los resultados de las elecciones europeas pusieron término a todas las expectativas del ex secretario general del Consejo de Europa. Oreja consiguió dos eurodiputados menos de los que Fraga había logrado en 1987. A partir de ese momento, el líder conservador se quedó con las manos libres para designar a Aznar como candidato a la Moncloa.

Marcelino Oreja comprobó a finales del año pasado hasta qué punto era limitado su poder. El ex ministro de Exteríores tuvo que protagonizar una auténtica batalla personal para conseguir de Aznar el nombramiento del ex embajador en Washington Gabriel Mañueco como secretario de política exterior.

El pasado día 2, en un almuerzo posterior a una conferencia que pronunció en Santiago de Compostela, Oreja intentó que Fraga comprendiera sus quejas del comportamiento de Aznar, pero el presidente de la Xurita le denegó todo respaldo.

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