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El tráfico en Madrid ha caído sólo un 4% en julio

Jorge A. Rodríguez

La esperada desaparición de los atascos en Madrid durante julio ha sido un espejismo. Sólo un 4% de los automovilistas (unos 50.000 vehículos) ha desaparecido de la ciudad durante este mes. Para colmo, la generalización de la jornada intensiva, y el trasiego de muchos ciudadanos en el ir y venir a su residencia de la sierra han adelantado y agravado los atascos en los accesos a la ciudad. Ayer mismo se produjeron retenciones de más de 10 kilómetros en las carreteras de Barcelona, Burgos, Totedo y Extremadura. Habrá que esperar hasta agosto para que, como el año pasado, los niveles de tráfico bajen hasta un 30%.

El escaso descenso de los atascos durante el mes de julio no es ninguna sorpresa para los responsables del Gabinete Municipal de Información al Tráfico. "Este es el tercer año consecutivo que ocurre lo mismo. Los madrileños prefieren los meses de agosto y septiembre para huir de la ciudad, en detrimento de julio", afirma un portavoz de dicho departamento.Algo sí ha cambiado: los atascos durante la primera hora punta empiezan antes (sobre: las siete) y duran una hora menos (hasta las nueve), pero su dureza sigue siendo la misma, especialmente los lunes.

Tal situación cabe achacarla a dos fenómenos: la generaliza.ción de la jornada intensiva, que hace que los automovilistas tengan que entrar antes a sus puestos de trabajo y, por tanto, a la ciudad, y el gran número de madrileños que durante el verano van y vienen diariamente desde sus casas de la sierra a la ciudad o que prefieren regresar a Madrid los lunes por la mañana tras pasar el fin de semana en la montaña.

Aglomeraciones

Estas circustancias han llevado a que en días como el de ayer se registraran retenciones desde el kilómetro 22 hasta el 13 en la carretera de Burgos, desde el 15 hasta el 5 en la de Barcelona, desde el 18 hasta el 5 en la de Toledo y desde el 17 hasta el 6 en la de La Coruña, siempre en sentido de entrada, según la Dirección General de Tráfico. Tales aglomeraciones se trasladaron posteriormente a la ciudad, en la que algunas calles llegaron a estar al 80% de su capacidad entre las ocho y las diez de la mañana.Además, en julio se concentran dos acontecimientos sociales que, según portavoces del citado gabinete, perjudican a la circulación: los exámenes de selectividad y las rebajas de julio, que provocan concentraciones en puntos claves de la ciudad, como la zona universitaria -especialmente la Complutense, por estar en un área céntrica- o los centros comerciales.

La tarde es otro cantar. Después de los atascos del mediodía, en los que se ven involucrados prácticamente los mismos automovilistas -y por los mismos motivos- de la mañaña, se produce una bonanza circulatoria a partir de las cuatro de la tarde, a la que contribuye el que no circulen los transportes escolares. Por todo ello, según el Gabinete Municipal de Información al Tráfico, cabe trasladar a este año las cifras de 1989, año en que en el mes de julio únicamente se produjo una caída del tráfico del 4%. El gran bajón se produjo en agosto, mes en el que huyeron de la ciudad el 30% de los automovilistas (unos 370.000 vehículos). Septiembre le fue a la zaga, con un descenso del 15% de los niveles de circulación (unos 135.000 automóviles, sobre un parque automovilístico de aproximadamente 1,2 millones de unidades). Pero aún hay un dato esperanzador para quienes pasan julio en Madrid. El próximo fin de semana se espera un descenso circulatorio. "Es algo que entra ya dentro del terreno de la sociología. Es la tendencia de los madrileños a cogerse las vacaciones de 15 a 15 de cada mes. Por ello, este fin de semana será la segunda oleada de la oneración salida".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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