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Oriana Fallaci

Una nueva novela tras ocho años de retiro monacal

Juan Arias

Oriana Fallaci, de 59 años, la periodista-novelista más famosa, antipática, genial y envidia da de este país, cuyas cintas de entrevistas con los personajes más grandes del mundo -Gaddafi, Kissinger, Van Thieu, Jomeini, el jefe de la CIA William Colby- se conservan en un ambiente climatizado de la Boston Library, está para dar a luz, tras ocho años de retiro monacal en su residencia de Nueva York, a su nueva novela, de la que la editorial Rizzoli ha preparado ya una edición de un millón de ejemplares. Y eso que de la nueva obra de la polémica e intransigente Fallaci, quien afirma que las mujeres la consideran demasiado "hombre" y los hombres demasiado "mujer", no se conoce ni el título ni el argumento ni nada. Como concesión generosa, ha anticipado que tendrá 800 páginas y 102 personajes y que ha impuesto al editor el precio, para la edición original italiana, de 3.000 pesetas.De esta mujer, florentina, de "lengua satánica", por quien se interesa Kundera en su obra reciente La inmortalidad, y en la que se había inspirado para una escenografía Orson Welles, se han interesado como "fenómeno periodístico" las escuelas mas importantes de periodismo de Estados Unidos. De la autora de Entrevista con la historia y Hombre, la apasionada historia de Panagulis, el héroe de la resistencia griega que murió tras las torturas en sus brazos y a quien jura que amó "como a nadie", se ha dicho de todo: lo más negro y lo más sublime. Ella se considera una Juana de Arco que "desprecia a los poderosos", pero en realidad con ellos ha obtenido sus mayores éxitos mundiales. Aunque siempre en un clima de encendida polémica. Primero la recibían, después se sentían cautivados por su magia, por su fuerza, por la luz inteligente de sus ojos clarísimos, y al final acababan, como Jomeini, echándola a la calle de malos modos o, como dice Kissinger en sus memorias, "con ganas de darle un puñetazo en la boca".

A Oriana Fallaci, que desde hace años se oculta y no se deja fotografiar, hay quien la acusa de paranoia, de manía de persecución, como si todos la odiasen. Quienes la conocen de cerca -se cuentan con los dedos de la mano- aseguran, sin embargo, que su dureza es sólo una máscara que esconde un alma tierna y tremendamente vulnerable al afecto. De ella, de su obra, de sus triunfos, de sus millones de libros vendidos, de su magia, no se sabe si satánica o divina, ha comentado el periodista y escritor Giorgio Bocca que lo que ocurre es una sola cosa: "Una terrible envidia profesional nuestra incontenible".

Como aquella vez en que el difunto presidente Sandro Pertini quiso llevársela con el grupo de periodistas en su viaje a China. "Todos nos preguntábamos, molestos, qué hacía Oriana en aquel avión político", ha contado el periodista Roberto Tumbariello a este corresponsal. "Pero llegados a Pekín y ante Deng Xiaoping, el gran jefe del imperio chino, tras haber abrazado a Pertini", cuenta el periodista, "lo primero que hizo Deng fue preguntar que dónde estaba su querida amiga Oriana".

Ivana Trump,

esposa del magnate de la especulación inmobiliaria estadounidense Donald Trump, ha dejado a su marido luchar solo en Nueva York contra las deudas. Al igual que decenas de ricos norteamericanos, que descienden cada verano sobre Londres como manadas, la bella Ivana, autonominada reina de la sociedad neoyorquina, se ha marchado a disfrutar de la temporada social de la capital británica. Allí se la ha visto lucir alguno de sus trajes de firma, en los que se gasta anualmente más de 100 millones de pesetas.

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