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Reportaje:

Parejas en serie

Auge de los programas creados por matrimonios

De un tiempo a esta parte proliferan en las televisiones de numerosos países series y programas en cuyos equipos creativos ocupan un lugar destacado los matrimonios. Series que se emiten actualmente en España, como, por ejemplo, Murphy Brown y Treinta y tantos. Las vivencias de la pareja se trasladan a la ficción, reformulando en la pequeña pantalla el tópico de la guerra de sexos.

La serie norteamericana Murphy Brown, protagonizada por la actriz Candice Bergen, fue creada por Diane English, pero uno de los pilares de su producción es Joel Shukovsky, su marido en la vida real desde hace 12 años.En Treinta y tantos, ellos, Marshall Herskovitz y Edward Zwick, crearon la serie, y ellas, sus mujeres, Liberty Godshall y Susan Shilliday, participan en los guiones. "Mi mujer y yo siempre hemos colaborado. Ella tiene mucho que decir sobre la confección del programa, como sucede también con la mujer de Ed (Zwick)", declaraba recientemente a la prensa norteamericana Herskovitz, creador de esta serie que se ha convertido en un signo de nuestros tiempos.

El primer efecto de este trabajo conjunto es el cambio en los estereotipos de los personajes masculinos y femeninos en la programación de máxima audiencia, y en una mayor verosimilitud de los comportamientos y reacciones de los personajes y de su interacción.

Carol Black, autora con su marido Neal Marlens de la serie Años maravillosos, una recreación de los sesenta, explicaba recientemente que "después de un tira y afloja y diversos forcejeos, creamos algo que no estaba basado ni en la vida de Neal ni en la mía, sino en algo que estaba a medio camino entre los dos". Marlens, por su parte, reconoce también que es mucho más enriquecedor trabajar en equipo que hacerlo cada uno por su lado, aunque no se trata exactamente de la suma de dos sensibilidades, la femenina y la masculina.

Cambio de papeles

Parecida conclusión sacaba Wendy Kout de su experiencia de trabajo en común con Dennis Koenig para Todo menos amor, la telecomedia protagonizada por Jamie Lee Curtis y Richard Lewis. "No se trataba de que yo, como mujer, me centrase en el personaje de ella y él, como hombre, en el personaje masculino", declaraba hace unas semanas Wendy Kout. Así, los personajes femeninos son más agresivos, emprendedores y autónomos, mientras que sus antiguos antagonistas son más pasivos y vulnerables.Esto se observa especialmente en el caso de la periodista televisiva Murphy Brown -que en el episodio de hoy, Amor de bebé, decide ser madre-, una personalidad fuerte, sobre la que su autora, Diane English, afirma: "Me gusta ver a Murphy como a Lou Grant".

En cualquier caso Murphy Brown, Treinta y tantos y Los años maravillosos son buenos ejemplos de una visión equilibrada, de los dos sexos. La tregua, sin embargo, tiene sus pequeñas escaramuzas. Liberty Godshall -de quien hemos podido ver recientemente dos episodios firmados por ella- se quejaba de la diferencia con que es presentada la soltería de Gary (Peter Horton) y de Ellyn (Polly Draper) en Treinta y tantos: La vida de Gary aparece escasamente conflictiva y en numerosas ocasiones envidiada por sus amigos casados; la de Ellyn está llena de ansiedades, vacíos y sentimientos de incompletud.

"Hay algo realmente sexista en todo eso", comentaba Godshall. La dedicación del personaje de Hope (Mel Harris) a la casa y a los hijos, tras abandonar su profesión, es también otro punto de fricción del que Herskovitz se defiende argumentando que hay discriminación tanto al presentar a la mujer como objeto sexual como al hacerlo únicamente como profesional. "Nio hay nada que sea bueno o malo, porque hay muchas formas de realizarse en la vida. Nuestro programa trata de humanizar a todo el mundo, hombres y mujeres", añadía Herskovitz.

La moda dominante en los años ochenta, que comenzaron con la novedad de series protagonizadas por un colectivo, como son los casos de Canción triste de Hill Street o la actualmente en antena, Cheers, parece evolucionar hacia el mundo privado de sus héroes y a la superación de los viejos papeles sociales de la mujer y del hombre.

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