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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La lección de Havel

"SI NOSOTROS, los autores de teatro, que concentramos toda una vida en una representación de dos horas, estamos aún asombrados por la velocidad a la que se han desarrollado los acontecimientos en los últimos meses, imagínense lo que ha sido para los demás", dijo ayer, en su discurso ante el Congreso de EE UU, un Vaclav Havel con el aliento casi entrecortado. Y resumía la increíble "aceleración de la historia", utilizando para ello lo que ha sido su trayectoria personal en los cuatro últimos meses: de la cárcel a la presidencia de Checoslovaquia.Es sintomático de los tiempos que corren que Vaclav Havel haya sido llamado "héroe de la revolución" por el presidente Bush, su anfitrión de estos días. Ese tipo de heroicidad se reservaba hasta el año pasado a quienes probaran su fidelidad a Moscú, haciendo gala de sumisión, más que de rebeldía. En uno de sus ensayos, el presidente checoslovaco comentaba "la imposibilidad trágica de que la gente bien intencionada llegue a comprenderse"; es paradójica la facilidad con que, por el contrario, demostró ayer ser un comunicador nato y que, tras confesar su incapacidad como político, diera lecciones de finura y capacidad diplomáticas por el mundo.

Havel no ha acudido a Washington a pedir limosna. Ha ido, más bien, a reiterar su europeísmo y su deseo de ver a Checoslovaquia ingresar en la Europa democrática de la mano de Polonia y Hungría, los dos países que más de cerca la han acompañado en la recuperación de la libertad. Pero sobre todo ha querido recordar que, si por fin se ha acabado la II Guerra Mundial, es necesario que esto se plasme en un "nuevo orden de seguridad" europeo. Para ello ha pedido que la Conferencia de Helsinki se reúna a la mayor brevedad posible y se convierta en la "conferencia de paz que no tuvo lugar en 1945". Con la paz se habrá hecho innecesaria la existencia de bloques militares: si el Pacto de Varsovia se disolviera mañana, dijo Havel fervientemente, la OTAN podría disolverse al día siguiente. Sólo así sería capaz Europa de tomar en sus manos la responsabilidad de sus actos y de su futuro y Checoslovaquia podría disfrutar de la economía de mercado y de la independencia. Dos excelentes propósitos.

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