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Funcionaria de día, prostituta de noche

Milagros Bilekera, empleada en el Ministerio de Educación, murió mientras 'hacía la carrera'

Milagros trabajaba de día como funcionaria del Estado y de noche ejercía la prostitución en una gasolinera próxima a Getafe. Los compañeros de Milagros Bilekera Boseka, de 46 años, natural de Guinea, se quedaron petrificados cuando supieron que ésta había muerto de un infarto en un sucio paraje de la carretera de Andalucía. Pero, sobre todo, lo que aun no acaban de creerse sus compañeros es que llevara una doble vida, desconocida para todos. Sin embargo, los funcionarios de la Delegación de Educación y Ciencia de Madrid y los empleados de la gasolinera Los Ángeles coinciden en que "era una mujer muy buena".

Un camionero que a las once de la noche del lunes se disponía a aparcar su vehículo en un descampado del kilómetro 14,300 de la carretera Madrid-Andalucía descubrió el cadáver de una mujer. La víctima estaba a unos tres metros de una vieja caseta utilizada años atrás para el engrase de camiones, en medio de un montón de escombros, jeringuillas, latas de conserva, cartones y botellas de plástico.Los empleados de la gasolinera Los Ángeles, cerca del cerro del mismo nombre, telefonearon a la Policía Municipal de Getafe. Después llegaron los hombres del Grupo Judicial de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, que comprobaron que la víctima tenía recogida la falda hasta la cintura y el sujetador parcialmente quitado. En un bolso fueron halladas poco más de 1.000 pesetas, las medias y la faja de Milagros. Sobre el pubis estaba caído uno de sus zapatos. En una de sus muñecas conservaba un reloj con la esfera blanca y la montura de color negro.

El juez de instrucción ordenó la práctica de la autopsia para determinar las causas de la muerte de la mujer, pese a que aparentemente no presentaba ninguna señal externa de violencia. El médico forense dictaminó horas después que había fallecido a causa de un edema pulmonar y una parada cardiorrespiratoria, subsiguiente a un ataque de asma.

Milagros Bilekera era natural de Basapo del Este, un pueblo próximo a Malabo. Trabajaba como funcionaria del Ministerio de Educación y Ciencia y actualmente estaba destinada como auxiliar administrativa en la sede de la Delegación Provincial de la calle de Vitruvio.

Los compañeros recuerdan que Milagros estaba enferma con relativa frecuencia, debido a que sufría de asma bronquial. Pese a ello, la recuerdan como una empedernida fumadora. Y aseguran también que nunca llegaron a imaginar la doble -y trágica- existencia que tenía fuera de la oficina. "Era una mujer extraordinaria, que quede bien claro", dice tajantemente una compañera.

El trabajo de la carretera

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Ahora, tras saber que por las noches ejercía de prostituta barata, los funcionarios de la Delegación Provincial de Educación sospechan que las llamadas telefónicas que recibía a veces en su trabajo quizás tenían algo que ver con este otro trabajo. "Pero ella era muy reservada para sus cosas personales y sólamente sabíamos que estaba separada y que tenía tres hijos que le daban bastantes problemas", dicen.A veces pedía dinero prestado a sus compañeras, "pero siempre lo devolvía religiosa y puntualmente", afirman los funcionarios. Éstos nunca le preguntaron a qué se debían sus apuros económicos, quizás porque sabían que Milagros y sus hijos no podían vivir con 70.000 pesetas de sueldo. Su marido, según dicen, se fue a Portugal tras separarse de ella.

Los empleados de la gasolinera Los Angeles manifestaron a este periódico que conocían a Milagros desde hace cuatro o cinco años. "Una noche empezó a venir por aquí y vimos que se dedicaba a hacérselo con taxistas, camioneros y con quien la contratara. Vimos que era una mujer extraordinaria y desde entonces la dejábamos entrar a calentarse en la oficina o la invitábamos a un refresco", recuerda uno de los empleados.

"Era tan buena, que podíamos dejar el dinero a su alcance con total tranquilidad. Nunca faltó una peseta. Era una mujer buenísima, de verdad. Tanto que mi mujer le ha rezado y hasta le ha puesto una vela", apunta otro gasolinero.

Los operarios no vieron nada ni saben con quién estaba Milagros cuando le dio el infarto. Pero ellos y la policía creen que estaba con un cliente dentro de un coche y que éste, al ver que Milagros se ahogaba, la tiró del vehículo. "Sí eso fue así, esa persona puede haber incurrido en un delito de denegación de auxilio", sostiene un policía de la comisaría de Getafe.

Los funcionarios de la Delegación de Educación hicieron una colecta y recogieron 140.000 pesetas para sufragar el entierro de su compañera, que fue inhumada ayer. Al acto fúnebre asistieron también altos cargos del ministerio.

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