Los comunistas eslovenos abandonan el congreso de Belgrado
OMiC, Después de dos días de discusiones e insultos, que revelaron toda la diversidad ideológica de las múltiples opciones políticas dentro de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia (LCY), los delegados eslovenos abandonaron anoche, poco antes de las once de la noche, el 14º Congreso de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia (LCY), tras haber sido derrotadas todas sus propuestas presentadas ante el congreso. La gota que colmó el vaso fue la votación negativa en contra de la moción de aprobar la Liga de las ligas, es decir, una asociación voluntaria de los partidos republicanos. Hasta el secretario actual de la Liga, Stefan Korosec, quien hasta el último momento luchó por conseguir un compromiso, se vio obligado a dejar la sala del Sava Centar.
Frente a la decisión eslovena, el número uno del partido croata, Ivica Racan, subió al podio y dijo que el congreso no podía seguir adelante, "puesto que faltaba una delegación", y propuso que el congreso se interrumpiera y se volvieran a discutir las propuestas principales. Si los delegados restantes no decidieran interrumpir el congreso, la delegación croata se iría a su casa también.
La delegación de Macedonia estaba a medianoche decidiendo su posición. El antiguo líder Koste Crvenkovski expresó que habría que revisar los documentos del congreso que provocaron la salida eslovena, puesto que no se los habían tomado en serio. Sólo Slobodan Milosevic, el presidente serbio, incrédulo de que los eslovenos y los croatas pudieran desafiar su poder absoluto, expresó que habría que hacer el recuento de los delegados y constatar si había quórum para que el congreso siguiera adelante.
Con la moción eslovena de ayer, la LCY perdió su última oportunidad para transformarse y la escisión quedó consumada, aunque el presidente del partido esloveno, Ciril Ribicic, declarara "que no se trata del fin de la Liga de los Comunistas, sino del comienzo de un diálogo serio sobre cómo se iban a organizar las relaciones dentro del partido".
Horas antes de que se consumara la escisión de hecho, aunque en teoría la LCY podía reunirse otra vez para intentar encontrar un compromiso y continuar la agonía de un partido moribundo, las discusiones en la plenaria del tercer día del congreso revelaron toda la variedad de las opiniones políticas. Branko Horvat, profesor de filosofía de Zagreb, quien aseguraba hablar en nombre de los delegados de cuatro repúblicas, invitó a la formación de un partido socialdemócrata. La reacción en la sala fue emotiva, como si tal iniciativa fuera el colmo para desunir al partido, prácticamente escindido, y algunos delegados hicieron llamamientos casi desesperados para estrechar las filas comunistas. "El que no quiera estar en esta sala, que salga", dijo el líder comunista de Bosnia, Nijez Durkaovic, y agregó que había "todavía en la LCY comunistas que creían en el partido".
Dentro de la LCY existen prácticamente dos partidos, según advirtió el líder comunista croata, Ivica Racan, "el de los bolcheviques y el de los reformistas".
Sin embargo, a pesar de esta divergencia, Racan aseguró que su delegación lucharía por la adopción de la declaración política del congreso, un documento democrático que uniría a la LCY.
Peter Bekes, miembro de la presidencia del partido esloveno, insistió también, antes de que se consumara la escisión, en que los comunistas de esta república lucharían por la transformación democrática del partido, "pues es nuestra última oportunidad".
Casi llorando, una delegada de Macedonia decía ante la sala, cuando se discutía la naturaleza ideológica del partido, que ella estaba perdida, pues sólo había ido a Belgrado para ver fortalecida la LCY. Sus súplicas no parecían aisladas, ya que hasta las palabras socialista o socialdemócrata producían irritación entre los numerosos delegados.
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