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Hacienda descarta el sistema alemán como punto de partida para la reforma del impuesto sobre la renta

La plana mayor de la Secretaría de Estado de Hacienda se reunió el pasado viernes en Los Peñascales, provincia de Madrid, con un único tema como orden del día: los criterios básicos para la nueva ley del impuesto sobre la renta que entrará en vigor en el año 1991. Durante la reunión, descrita como una tormenta de ideas, se descartó el sistema alemán splitting -sumar las rentas y dividirlas por dos- y se apostó por una línea similar a la de la última reforma en cuanto a la imputación de rentas en el matrimonio. La novedad consistirá, dentro de este esquema, en la implantación de dos tarifas diferentes, una para la declaración conjunta y otra para la separada.

La reforma del impuesto sobre la renta que prepara Hacienda para su entrada en vigor a partir del año 1991, se centrará en un nuevo diseño de la tarifa del IRPF y no en la implantación del splitting, según señalaron diferentes altos cargos del ministerio, reunidos el pasado viernes en Los Peñascales (Madrid). La nueva tarifa será en realidad dos diferentes, una para la declaración conjunta y otra para la separada, la primera con tipos impositivos más bajos y ambas con menores deducciones.El splitting, sistema en la actualidad vigente en la República Federal de Alemania (RFA), sigue pues sin contar con las simpatías del Ministerio de Hacienda. El argumento es que se considera un sistema "burdo y que provoca distorsiones", según señalaron las mismas fuentes. La simple suma de rentas y su posterior división por dos para después aplicar el tipo impositivo correspondiente y volver a multiplicar por dos para calcular la cuota, llevaría también a implantar dos tarifas diferentes ya que, según Hacienda, debe seguir existiendo la posibilidad de la declaración separada.

Durante el anterior debate de la reforma del IRPF a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional del pasado 20 de febrero que obligó a cambiar el impuesto para permitir la declaración separada, la mayoría de los expertos apostaron por el splitting.

Sin embargo, al no poderse elevar la tarifa del IRPF -porque con la reforma nadie podía salir perjudicado respecto a su situación anterior- introducir este sistema habría supuesto un coste recaudatorio estimado por Hacienda en unos 600.000 millones de pesetas. Este argumento fue decisivo para descartar el splitting.

Sin embargo, la imposibilidad de modificar la tarifa ha desaparecido a partir de este año, y por ello el sistema splitting podría implantarse con la condición necesaria de subir la tarifa del impuesto sobre la renta o hacer dos tarifas. Pero el Ministerio de Hacienda, en esta primera aproximación a la nueva reforma, sigue en la idea de no implantar este sistema pues aún con la reforma de la tarifa, se producirían "situaciones no deseadas". Se pone por ejemplo el caso de un matrimonio en el que sólo trabaja un cónyuge y muere el otro, con la misma capacidad económica pagaría más impuestos que en su anterior situación.

Divisiones

El sistema splitting supondría, además, que las rentas del trabajo dentro de la unidad familiar podrían dividirse por dos, aunque exista un sólo perceptor. Ello conllevaría un vuelco respecto de la situación actual ya que sólo las rentas del capital pueden dividirse por dos. Respecto a la imputación de rentas, la postura de Hacienda es, en principio, continuista, es decir, las rentas del trabajo corresponden a quienes las perciben, mientras que las del capital pueden partirse por mitades, cuando el régimen económico del matrimonio sea el de gananciales.Por todo ello, se apunta más hacia modificaciones en la tarifa del impuesto sobre la renta que se desdoblaría en dos, una para las declaraciones conjuntas y otra diferente para las separadas con el mantenimiento del actual sistema de imputación de rentas. La supuesta discriminación entre las rentas del trabajo y las del capital es uno de los aspectos de la ley del IRPF aprobada el pasado mes de julio, que ha sido recurrido ante el Tribunal Constitucional por partidos políticos y asociaciones profesionales.

Dentro del nuevo esquema, la tarifa para la declaración conjunta sería más baja que para la separada y en ambos casos se apuesta por menores deducciones, como medio para simplificar el sistema fiscal. Los tramos de bases imponibles también podrían reducirse en esta misma línea de mayor sencillez.

La tarifa de la declaración conjunta englobaría la actual deducción variable por lo que ésta desaparecería como tal. La deducción variable, sistema que se implantó hace unos años para suavizar la tributación para las familias en que trabajan los dos cónyuges y que a finales del año 1988 fue ampliado, presenta también distorsiones.

Por ejemplo, es más favorable cuanto más similar es la aportación de rentas por parte de cada uno de los dos cónyuges y perjudica en sentido contrario. La eliminación de la deducción variable deja un margen de unos 60.000 millones de pesetas -que será superior ya que este dato corresponde a la declaración presentada en 1988- para rebajar la tarifa en la declaración conjunta.

Otro de los problemas que se quiere resolver en el nuevo diseño del impuesto sobre la renta consiste en eliminar la pendiente que muestra la actual tarifa. Tal como está hoy diseñada la tabla, la mayor parte de los contribuyentes (el 90,44%) se sitúa en bases imponibles de hasta 3,4 millones de pesetas, y a ellos corresponde el 53,4% de la recaudación (cuota líquida). Otro problema es que el tipo marginal más alto se alcanza "demasiado pronto", en concreto, en bases de ocho millones de pesetas.

La reforma apunta a una simplificación de ambas tarifas, mediante el acortamiento y nueva distribución de tramos y la reducción de tipos impositivos, que será mayor para la declaración conjunta. Respecto de la situación actual, la tarifa de la declaración separada también se reducirá aunque a cambio de eliminar deducciones.

Armonización

Otro de los aspectos estudiados en la reunión del pasado viernes en Los Peñascales es la integración de toda la reforma en la perspectiva de la armonización fiscal dentro de la Comunidad Europea. En concreto, se trató sobre las retenciones de las rentas del capital (en España está en el 25%, lo que se sitúa por encima de la media europea) y en el tratamiento fiscal de las plusvalías, que en la mayoría de los países de la CE se gravan a tipos fijos, mientras que en España entran a formar parte del conjunto de rentas y por tanto se gravan según la tarifa general.Se estudió además cómo dar forma al compromiso electoral del PSOE para incentivar el ahorro familiar. Para ello, se analizaron las diferentes fórmulas utilizadas en los países de la CE.

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