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Recorte de armas químicas

En su primer discurso ante las Naciones Unidas, George Bush ha tratado de disminuir la superioridad publicitaria en cuanto al control de armas nucleares conseguida por la URSS el año pasado. Fue el suyo un discurso elegante, lleno de chanzas, pero vacío de contenido, excepto por el desafío lanzado a Moscú en cuanto a las armas químicas, desafío que Moscú quizá encuentre difícil de aceptar. La propuesta de EE UU de recortar unilateralmente el 80% de sus reservas de armas químicas exige la condición de que Moscú las reduzca al mismo nivel. Para la URSS, las propuestas estadounidenses presentan un problema a nivel práctico y otro a nivel de presentación. El primero es que las autoridades soviéticas, aunque pueda parecer increíble, quizá no tengan cifras autorizadas de sus propios arsenales de armas químicas. Las estadísticas militares no son fiables. Moscú necesitará tiempo para revisar la totalidad de las armas que posee. El segundo problema es que, aun calculando sus reservas con más precisión, Moscú debe admitir entonces que sus estimaciones anteriores eran falsas. A pesar de los Intentos en París, a principios de año, de los ministros de 150 países de conseguir la prohibición mundial de armas químicas, la Conferencia para el Desarme de Ginebra dista aún de conseguir un acuerdo. Una respuesta positiva por parte de Moscú a las propuestas de Bush ayudaría a dar a esas conversaciones el ímpetu necesario. , 26 de septiembre

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