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Brady afirma en Madrid que su plan progresa y cita como ejemplo a México, Filipinas y Costa Rica

El secretario del Tesoro estadounidense, Nicholas F. Brady, defendió ayer en la Conferencia Monetaria Internacional su plan para la reducción de la deuda externa de los países en desarrollo. Brady destacó avances en los casos de México, Filipinas y Costa Rica ante la mirada reticente de los bancos europeos presentes. En esos casos, el FMI y el Banco Mundial han dado créditos que pueden aplicarse parcialmente a financiar las reducciones de deuda, pero México no ha logrado aún un acuerdo con sus acreedores bancarios privados y rechazó una reciente oferta porque no se acercaba a lo solicitado.

La propuesta conocida como Plan Brady recomienda una reducción de la deuda negociada entre países deudores y bancos comerciales acreedores. El ministro defendió su propuesta señalando que las naciones en desarrollo constituyen parte fundamental del potencial económico mundial, pero que "para desbloquear este potencial y permitirles que ocupen su verdadero sitio en la economía internacional, los países deudores deben reformar sus economías y reducir el peso de su deuda externa".Brady rechazó los argumentos de que su plan pueda crear falsas expectativas, afirmando que las expectativas son inevitables y que, en definitiva, la nueva propuesta vino a sustituir una vía agotada, en referencia al plan de su antecesor James Baker.

La viabilidad

Como signos de la viabilidad del plan señaló cuatro hechos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han puesto en marcha los mecanismos y recursos necesarios para apoyar la negociación para reducir la deuda y el servicio de la deuda del mundo en desarrollo y sus bancos acreedores. México, Filipinas y Costa Rica ya han recibido aprobación del consejo del FMI para sus programas económicos en los que se respalda la solicitud de reducción de deuda. Los acuerdos del Club de París con estos tres países para refinanciar una parte de su deuda e intereses. Y un paquete de ayuda financiera de 4.500 millones de dólares aportados por Japón destinado a asistir esta estrategia frente a la deuda exterior mientras se negocian compromisos sobre esta base con México y Filipinas.El secretario del Tesoro hizo, sin embargo, una alusión velada a las reticencias de la banca europea rerspecto de su plan al señalar que Estados Unidos no puede resolver sólo el problema. Primero, porque su poder de voto en el FMI es sólo del 20%, y en segundo lugar porque es acreedor del 25% de la deuda externa de las naciones en desarrollo.El viernes pasado, el Grupo de los 10 (G-10) aprobó un documento genérico redactado antes de la presentación del plan y que ahora recoge su apoyo. Por su parte, la reunión de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) debió vencer las fuertes reticencias del Reino Unido, República Federal de Alemania y Holanda al Plan Brady para lograr en la declaración final consensuada con los 24 miembros apoyar el plan sin mencionarlo.

En la reunión de ayer se alzaron voces discrepantes tras el mensaje de Brady. El presidente del británico Lloyds Bank, Jererny Morse, preguntó por qué según el plan solamente la banca privada se ve abocada a la reducción de la deuda, en lugar de involucrar también a los organismos multilaterales como el FMI y el BM. Brady respondió en el coloquio que ello se debía a que se consideró necesario por cuestiones de política multilateral mantener sin modificaciones los créditos vivos de los organismos, pero que la pregunta en esencia se debía dirigir a ellos.Entre las discrepancias ventiladas ayer surgió el reparo de que el plan alentaría a países sin tanto agobio financiero a suspender el pago de su deuda para solicitar reducciones. Brady objetó que sólo se daría el beneficio de la reducción a quienes fueran capaces de reformas económicas con resultados positivos. El presidente del Commerzbank de la RFA, Walter Seipp, señaló su oposición al plan de reducción, mientras parte de los banqueros al salir del cónclave ayer eran escépticos sobre el alcance de la oferta de Brady y afirmaban que estaba políticamente condicionado por necesidades estadounidenses.México, algunos de cuyos funcionarios económicos están en Madrid, no logró aún un acuerdo de reducción de deuda con su comité de acreedores encabezado por el Citibank. Sin embargo, con el auspicio de la Reserva Federal, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional concedieron a México unos 5.000 millones en nuevos créditos, de los cuales un 30% pueden ser aplicados a financiar las reducciones. El Club de París, por su parte, restructuró 2.600 millones sobre una deuda de 107.000 millones de dólares.

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