Narcotráfico y policía en Bolivia
Suárez Gómez, el 'rey de la droga', proyectó en 1985 con civiles y militares cómo blanquear 'cocadólares'
A mediados de 1985, dirigentes del mayor partido político de Bolivia, Acción Democrática Nacionalista (ADN), proyectaban incorporar una "estructura inteligente" en el sistema democrático del país para el blanqueo de los cocadólares, según testimonian grabaciones magnetofónicas conocidas en el país. Las cintas son grabaciones de las conversaciones que Roberto Suárez Gómez, conocido como el rey de la cocaína, sostuvo con diversos interlocutores y que se preocupó de guardar como pruebas. El proyecto citado incluía el establecimiento de un período de transición que debía ir desde un Gobierno constitucionalista, democrático y parlamentario hacia otro presidencialista y totalitario, que podría haber culminado con la entrega del poder a las fuerzas armadas.
El Departamento de Estado de Estados Unidos, en un informe sobre la lucha antinarcóticos en América Latina, lamentó ya la corrupción endémica en estructuras policiales, judiciales y militares (le Bolivia y provocó una actitud generalizada de rasgarse vestiduras y uniformes. Empero, varias de las autoridades bolivianas que tienen que ver con la lucha contra el narcotráfico reconocieron que éste "está penetrando en la democracia boliviana, tratando de comprar conciencias" con su fuerte poder económico.Investigaciones sepultadas
Hace casi un año, y en una de las últimas veladas confrontaciones, el poder del narcotráfico logró sepultar las investigaciones que algunos parlamentarios efectuaban sobre los presuntos nexos entre políticos y personajes del mundo de las drogas.
Las investigaciones que realizaba la comisión de justicia de la Cámara de Diputados fueron cerradas abruptamente "en aras de la estabilidad democrática"; el presidente de la comisión, destituido; y uno de los principales acusadores, el ex capitán de corbeta Jaime Paredes Sempertegui, llevado a prisión.
La comisión había abierto su investigación sobre presuntos nexos entre narcotraficantes y políticos después de que algunos medios de comunicación difundieran secuencias mudas (le un vídeo que registraba una reunión que Roberto Suárez Gómez y su abogado, José Antonio Ayala, sostuvieron, a mediados de 1985, con el entonces jefe de personal del Ejército boliviano, general Mario Vargas Salinas; el dirigente de ADN Alfredo Arce Carpio y un empleado del mundo del espectáculo.
Aunque la Prensa calificó el hecho como el escándalo de los narcovídeos, el tema fue archivado una vez que los protagonistas políticos afirmaron reiteradamente que el tema de esa, según ellos, única reunión fue, para Arce Carpio, "exclusivamente -periodístico" y, para Vargas Salinas, de "cumplimiento del deber", en primer lugar, y, después, netamente "cultural", porque se trataron temas arqueológicos.
Según declaraciones de Roberto Suárez Gómez, detenido desde finales de julio de 1988 en la cárcel de San Pedro, en La Paz, para cumplir una pena de 15 años por delitos de narcotráfico, estas personas se reunieron media docena de veces con él. Las cintas grabadas -un total de cuatro horas- testimonian algunas de estas reuniones.
Una de ellas, 14 días antes de las elecciones de julio de 1985; la otra, ocho días antes, en la que, según la grabación, se acuerda otra reunión para dentro de 15 días, es decir, una semana después de las elecciones.
Los participantes de la reunión estaban convencidos que encarnaban los tres poderes del país: el militar, representado por Mario Vargas Salinas; el factor político, representado por Alfredo Arce Carpio y por una realidad política que es la ADN, fundada por Hugo Bánzer; y por Roberto Suárez, que es el factor económico, la realidad económica de este país, según afirma en una de las grabaciones el abogado José Antonio Ayala.
Ayala es también quien dice en la grabación que puede avalar las visitas que siempre habría recibido Suárez Gómez. "El señor Suárez ha sido requerido mil veces por muchísima gente. Te hablo de políticos -perdóname, Mariecito- y de militares. Gente que ha tocado todos los días las puertas como en el gran cuartel de Miraflores. Me consta, Alfredo". Ayala aludía así a la tradición de la política boliviana de buscar a los militares -"el poder real, el poder armado"- para concretar los golpes de Estado.
Gran parte de las conversaciones se centra en el análisis de la economía que la ADN creía que habría de heredar del presidente Hernán Siles Zuazo, en el supuesto de asumir el Gobierno en agosto de 1985, y del modo de "sacar los dineros que están debajo de la alfombra" para incorporarlos al sistema, estrangulado entonces por la falta de capital y por un proceso hiperinflacion ario.
"Yo produzco en bruto"
"El problema fundamental es cómo organizamos un sistema inteligente en una estructura democrática", planteaba el actual diputado Alfredo Arce Carpio casi en el inicio de las conversaciones. Más adelante, en otra de las cintas, Roberto Suárez Gómez afirma a sus interlocutores: "Yo produzco en bruto". A lo que Arce Carpio responde: "No nos debe interesar a nosotros cómo y cuánto produce; nos debe interesar a nosotros cómo ese dinero se incorpora a la economía nacional. Señor Suárez, cuando nosotros creamos una estructura económica, financiera, jurídica, como institución para que ese dinero negro se vuelva blanco, se contabilice, lo que estamos haciendo es crear un excedente para que él negocie, genere [recursos financieros] permanentemente". Se planteó también la necesidad de descentralizar la estructura productiva en manos del Estado y, dentro de ella, crear instituciones financieras para las corporaciones de desarrollo regional. "Porque las financieras, señor Suárez, tienen que ser financiadas por la economía subterránea y por la economía famélica no subterránea que existe ahora", explicaba Arce Carpio.
Según éste, asumido el Gobierno, el general Hugo Bánzer y su Gabinete habrían de establecer medidas económicas "que están ya chequeadas por el FMI". También daba importancia a mantener bajo el precio del dólar y contar con una gran masa de divisas. "No nos interesa su origen, ni quién las tenga, pero que se queden en el país como valores convertibles en acciones de las financieras".
De democracia a dictadura
El montaje de una estructura de blanqueo de los cocadólares se planteaba como un desafío para los participantes de las reuniones entre Roberto Suárez y sus visitantes políticos y militares. Una de las ideas, según Arce Carpio, era la de "meter en el proceso democrático para derivar en un proceso de facto. Eso es lo que queremos".
El actual diputado de ADN -que regresó a su escaño tras una breve suspensión- se considera como uno de los hombres más cercanos al general retirado Hugo Bánzer y uno de los mayores conocedores de su pensamiento político. "Bánzer, antes que jefe de partido, básicamente es militar. Militar en el fondo de su alma y su esencia. Y lo que él quiere es resumir el poder militar, restituirlo. ¿Cómo? A través de una entrada democrática donde limpie la casa, reorganice todo, y si vienen los militares, que lo hagan a una casa limpia".
En este diálogo, Suárez Gómez pregunta: "¿Cree usted que Bánzer, por amor a la patria sería capaz de renunciar al poder y devolverlo a las fuerzas armadas?". La respuesta de Arce Carpio no se deja esperar: "Sí, yo lo creo. Y le voy a decir por qué: yo lo veo al general Bánzer de demócrata y no lo puedo creer. Para ser demócrata hay que tener paciencia, estar acostumbrado al diálogo, hay que dejar que le hablen huevadas. La democracia es un permanente masaje prostático, doloroso y agradable a la vez..., pero yo no lo veo al general Bánzer con ganas de hacerse un masaje prostático".
Arce Carpio señaló que las negociaciones con Suárez Gómez no eran del conocimiento de Bánzer, aunque en la última parte de una de las grabaciones el general Vargas Salinas rechaza las aseveraciones de su entonces compañero de partido y asegura a Suárez Gómez que "Bánzer sabe".
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