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REVILLA, LIBERADO

La familia Revilla se ha comprometido a pagar más dinero a ETA a pesar de la liberación

La organización ETA Militar ha cobrado unos 1.000 millones de pesetas por la liberación de Emiliano Revilla y ha arrancado de la familia del industrial secuestrado un compromiso para el pago posterior de una cantidad menor, según han informado fuentes próximas a los mediadores en la negociación del rescate. Las operaciones policiales que frustraron el pago en dos ocasiones y las disensiones en la familia Revilla sobre el desarrollo de las conversaciones con ETA han retrasado el desenlace, según los mismos medios.

Medios próximos a la familia Revilla confirmaron ayer el pago a ETA, pero negaron la existencia de una parte del rescate pendiente de liquidación. Un sector de la familia cifró el rescate en 900 millones, mientras otro lo elevaba a 1.200. El primer pago, de 500 millones de pesetas, se efectuó en la semana del 18 al 24 de julio, 15 días después de la detención en París del activista Juan Carlos Echevarría cuando acababa de recibir 100 millones de pesetas, según fuentes próximas a los intermediarios.La entrega de los 500 millones dio lugar a una falsa alarma sobre la inminente liberación del industrial, al sostener una parte de la familia, representada por el abogado portavoz Francisco Vázquez y Margarita, hija de Emiliano, que había cerrado un trato definitivo con los secuestradores en la cifra citada. ETA, sin embargo, exigió más dinero hasta completar la cifra de 750 millones pactada inicialmente con la familia y otros 350 en concepto de "indemnización" por la captura de dos activistas en los intentos de cobro frustrados por la policía en Bayona y París.

El pago de la segunda entrega, 600 millones de pesetas, se efectuó durante el mes de octubre. El dinero fue reunido en España, según las fuentes citadas, mediante avales bancarios y operaciones financieras facilitadas por personas próximas a la familia. La cantidad exigida fue entregada a profesionales para que la hicieran llegar a Francia y la pusieran a disposición de la organización terrorista.

La operación se cerró el pasado día 14, cuando ETA comuni có a los intermediarios que tenía el dinero en lugar seguro y daba por cumplido el pago de la parte del rescate pactada en metálico. La familia Revilla exigió antes in formación precisa sobre el esta do de salud del industrial. ETA no ofreció prueba material algu. na de que Emiliano Revilla se encontrara con vida, aunque garan tizó que se encontraba "en per fecto estado de salud, sin proble mas de ningún tipo".

La negociación del rescate fue iniciada bajo la dirección de Antonio Revilla, hijo de Emiliano, con ayuda de Vicente Estrada, antiguo directivo de confianza en una de las industrias cárnicas de Revilla. Otras personas realizaron gestiones en paralelo, provocando las suspicacias de los secuestradores, temerosos de caer en una trampa. Antonio Revilla y Vicente Estrada pidieron la intervención de dos empresarios de Bilbao, Iftaki Aseguinolaza, intermediario en el secuestro de Pedro Guzmán, en 1985, y Txomin Estrada, hermano de Vicente.

El subdelegado de Hacienda de Soria, Miguel Gil Lansaque, intentó entrar en contacto con ETA en nombre de la familia a través de abogados de San Sebastián, pero fue rechazado de plano por la organización terrorista. El asesor de imagen José Luis Sanchís, vinculado a los Revilla, provocaba las iras de los secuestradores buscando en las primeras semanas asesoramiento en el Gobierno vasco.

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El fracaso del primer intento para pagar el rescate, abortado en Bayona el 26 de abril con la detención del presunto activista Félix Pérez Alonso, permitió el desplazamiento de Antonio Revilla. Tomaron las riendas de la negociación Vázquez y Margarita. Los intermediarios, Aseguinolaza y Txomin Estrada, abandonaron España a mediados de junio, conminados por ETA, y no regresaron hasta el 24 de julio, cuando ya se había efectuado el primer pago.

Para entregar el dinero, la familia recurrió a la empresa de seguridad británica Control Risk, aunque su participación es negada por los Revilla, que habían reconocido, no obstante, haber reclamado la intervención de "profesionales". Estas gestiones desembocan en el intento de entrega de 100 millones de pesetas, a modo de prueba para comprobar la seguridad del sistema, abortada nuevamente por la policía en París.

El nuevo fracaso permitió a Antonio Revilla y Vicente Estrada recuperar la dirección y restablecer el contacto con ETA, que señalaba plazos cada vez más dilatados entre entrevistas para aumentar la presión psicológica sobre los familiares del rehén. ETA exigió la intervención de un nuevo intermediario, con quien alcanzó el acuerdo definitivo.

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