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Tribuna
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La inercia encuentra un relevo

Los mismos elementos y un poco más de volumen, con sólo eso era dificil ejecutar una faena tan brillante como en días anteriores. Estabamos, por fin, en el último día del trimestre, un fin de ciclo para muchos plazos: semana, mes, crédito; momentos en los que el peligro de quedar enganchado suele provocar muchas salidas nerviosas.Pero no ocurrió así. La inercia de la semana y un par de ingredientes que hace tiempo abandonaron el mercado remataron la faena donde las fusiones, las OPA, el crédito y la resistencia del mercado estaban exhaustas.

El volumen negociado el jueves se acercaba ya a los 10.000 millones de pesetas efectivas y parte de ese dinero -una parte difícil de cuantificar- se debía a la inversión extranjera. El dinero exterior -y en general cualquier dinero ajeno al parqué- es el gran ausente, desde hace tiempo, del mercado de valores. Las apuestas foráneas, como la vuelta de las fichas bancarias, pueden dar credibilidad a una situación hasta entonces anómala. Si el mercado estaba quemando los últimos cartuchos de una improvisada fiesta, con la llegada de dinero extranjero, con la posibilidad de que alguien ajeno al día a día esté dispuesto a poner sus duros sobre la mesa, volvió a la animación con fuerzas renovadas.

El segundo, y no menos importante, reactivador llegó de la mano de los bancos. Su cargamento de papel se esfumó para dejar paso a alzas generalizadas, en algún caso reforzadas por la inminencia de las fusiones. El grupo que más pesa en el mercado se había mantenido al margen y bajo la presión de un papel más o menos disimulado hasta el último día; justo cuando todo podía terminar.

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