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Reportaje:

Paloma Canivet

Un tesoro con joyas arqueológicas

Rocío García

Le gustaría llegar a crear un pequeño tesoro con piezas anacrónicas que cuando se encontrara no pudiera determinarse con exactitud la época de su creación. Tiene sensaciones arqueológicas y primitivas que le vienen de la niñez y que traslada a la creación de sus joyas, que ella define como "anacrónicas y nada modernas". Su vena artística le viene de familia: su abuelo es ceramista; su madre, también, y su padre, escultor. Paloma Canivet, ganadora del primer premio de diseño joven en plata de Iberjoya, tiene una gran melena rubia, unos clarísimos ojos y una sonrisa contagiosa.

Nació hace 27 años en Madrid, de madre francesa y padre español. Este último, un escultor manchego, José Luis Sánchez, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, en opinión de su hija, "un artista metódico y nada bohemio". Sus aficiones arqueológicas nacieron en el campo, cerca de París, en la casa de su abuelo materno -a quien le ha robado el sello 'Canivet' de sus cerámicas-, donde transcurrió su infancia durante los veranos y de la que guarda un recuerdo relajante e idílico. Allí, con 10 años, empezó sus primeras excavaciones, que se hicieron más rigurosas con el tiempo, llegando a participar en campañas arqueológicas en Francia y España. Siempre ha buscado en la arqueología la vena romántica y bucólica, además de poder compaginar esta afición con otra de sus necesidades vitales: vivir en el campo. "Yo sé cómo huele el otoño. El olor del campo y la sensación visual del cambio de las estaciones en el paisaje es lo que realmente me apasiona del campo", dice, mientras puntualiza que no reniega del mundo urbano, aunque sí consigue refrescarlo.Sólo le falta una asignatura para terminar los estudios de arqueología, estudios que ha entremezclado con multitud de proyectos y trabajos varios: desde una estancia en Venecia (Italia), trabajando en un museo, hasta completar parte de su formación en el taller del escultor Berrocal en Roma durante varios meses.

Su llegada al mundo de la joya es relativamente reciente, ya que, según ella reconoce, se ha dedicado a hacer mil y una cosas. La fotografía y el diseño de telas y objetos de cerámica son algunas de las cosas a las que ha dedicado su vena artística. No le resulta fácil explicar el porqué de la mezcla de joyas y arqueología, aunque oyéndola hablar del mundo antiguo, el arte gótico, las armaduras medievales y los corpiños de los etruscos se acaba comprendiendo de manera sencilla. "Son sensaciones y emociones de muchas cosas que acabas interpretando y materializando".

Es soltera -"me imagino que hasta dentro de muchos años"- y se define como una mujer cartesiana, obsesa, muy racional y al mismo tiempo visceral. Su conversación gira de manera incesante alrededor del arte, aunque reconoce que en ocasiones puede parecer algo frívolo. "Es un mundo quizá alejado de la realidad. No reniego de él porque me emociona, pero reconozco que puede llegar a ser algo snob".

Recientemente ha realizado su primera exposición individual en Madrid, y entre sus proyectos figura la realización de las joyas para una película sobre el rey Arturo que dirigirá Adolfo Arrieta. Se entusiasma cuando piensa que va a tener que crear el anillo del mago Merlín.

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