Levante
Avanzamos. Ahora ya no somos felíces; tan sólo levantinos. O sea, existimos en relación a otro accidente geográfico.En algún lugar oí decir en una ocasión al sociólogo Josep Vicent-Marqués que si escribía sus artículos en El País Semanal era, entre otras razones, porque así llegaba a muchos valencianos. De tal afirmación se desprende que somos un número respetable el de valencianos que, por motivos diversos, acudimos a las páginas del periiódico que dirige, para informarnos. Y eso, a pesar del agravio comparativo que supone el que, al lado de términos como La Rioja, Andalucía, Cataluña u otros, aparezca, para designarnos a nosotros los valencianos, la denominación Levante.
Señores redactores, imaginen por un momento que están cenando con unos amigos. A todos les une el mismo grado de arriístad. A todos les llaman por su nombre; menos a usted. Cuando alguien lo hace, emplea expresiones como: " ¡Eh, tú, el del extremo!", u "¡Oye, el de la derecha de Pepita!". Y sigan imaginando; la historia se repite una y otra vez. ¿Qué pensarían? Ustedes mismos.
De nombres propios no anda cojo nuestro país, el valenciano, claro. Comunidad, reino, región; pero, en cualquier caso, siempre incluyen el calificativo valenciana, más propio, que no Levante.-