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Las conversaciones de Argel, en el fondo de las discrepancias en el Gobierno vasco

La suspensión de la reunión de los partidos convocada por el lekendakari José Antonio Ardanza, una suspensión forzada por la negativa del PSE-PSOE y de Eusko Alkartasuna (EA), ha colocado al Ejecutivo vasco de coalición ante su más seria crisis interna y desdibujado la imagen de consenso alcanzado por las fuerzas políticas vascas, hace un mes, con la firma del acuerdo contra la violencia. Algunas fuentes apuntan que la dureza de los actuales enfrentamientos dialécticos, sin precedentes en los 11 meses de gobierno de la coalición PNV-PSOE, responde, más que a los agravios acumulados positivamente por una y otra parte, a los diferentes enfoques sobre el proceso de negociación establecido en Argel con ETA Militar.

Los nacionalistas del Partido Nacionalista Vasco y el propio lehendakari, José Antonio Ardanza, se han mostrado en repetidas ocasiones molestos por su marginación de los canales informativos que controlan las conversaciones que discurren en Argel.La frustrada convocatoria de José Antonio Ardanza respondería, entre otros objetivos, al propósito de garantizar el protagonismo político de las instituciones y las fuerzas democráticas del País Vasco y de disipar las sospechas muy genéricas que algunos de los partidos parecen albergar en este terreno.

Jon Azua, el secretario de la presidencia del Gobierno vasco, ha sido bastante explícito al afirmar, en respuesta al socialista Juan Manuel Eguiagaray, que "le conviene que administre con mucho cuidado su relación con la coalición abertzale Herri Batasuna (HB) y que tenga en cuenta que jugando de esta manera, de manera aislada, va a poder capitalizar todo lo que quiera, pero va a tener que asumir la responsabilidad del fracaso si en un momento dado le estalla todo en las manos".

Error en la relación

Jon Azua ha dicho también que esta situación de enfrentamiento entre los dos partidos que forman el Gobierno de coalición "se puede mantener por poco tiempo" y que una mayor reflexión por parte del PNV puede llevarles a comprobar "lo que siempre hemos sospechado de nuestros socios y quizá el error de nuestra relación".José Antonio Ardanza, cuyas posiciones en el caso comparte Euskadiko Ezkerra (EE), ha acusado a Txiki Benegas, secretario general de los socialistas vascos, de desdeñar a los partidos vascos y ha afirmado que "el lehendakari no es ningún recadista ni ningún lacayo del PSE-PSOE ni de Txiki Benegas".

"El Partido Socialista de Euskadi-PSOE", ha añadido el lehendakari Ardanza, "quiere tener las manos libres para poder actuar sin contar con los partidos vascos, y esto es peligroso".

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Esta frase del lehendakari, José Antonio Ardanza, dio pie anoche a José María Benegas a afirmar que acertó plenamente al no acudir a una reunión "en la que, al parecer, se trataba", dijo, "de atarme las manos y para la que ya estaban preparadas las ligaduras con el sello de Ajuria Enea" (la sede del la presidencia del Gobierno vasco).

Benegas señaló también que "Ardanza debe medir bien lo que dice de determinados partidos si no quiere que su capacidad de convocatoria se encuentre bajo mínimos", y acusó a José Antonio Ardanza de hacer especulaciones neuróticas y de haber echado por la borda en pocas semanas el capital político que le adjudicaron los partidos firmantes del acuerdo contra la violencia.

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