El regreso del IRA
LA HORRIBLE matanza que tuvo lugar el domingo pasado en una pequeña localidad del Ulster, Enskillen, es el acto más mortífero cometido por los terroristas irlandeses en su larguísima historia. Once personas murieron y el número de heridos supera los 60, ancianos, niños, gentes del pueblo que se aprestaban a asistir a un acto conmemorativo en recuerdo de los muertos de las dos guerras mundiales. Todo ello acrece la repugnancia que provoca ese acto terrorista. Si los culpables hubiesen querido suscitar el máximo repudio contra su causa, no hubiesen podido actuar de otra manera.¿Cuál puede ser el móvil que ha movido al Ejército Republicano Irlandés (IRA) a perpetrar la matanza? Aquél ha sufrido este año pérdidas muy serias. Este verano, en una sola emboscada, perdió a ocho de sus especialistas en acciones terroristas. El hecho era doblemente grave porque demostró que se había producido una filtración a la policía de informaciones procedentes de niveles altos de la estructura terrorista. Hace poco más de una semana, las autoridades costeras francesas han descubierto y apresado un cargamento de 150 toneladas de armas y explosivos destinado al IRA, y que por su importancia hubiese podido modificar la correlación de fuerzas en el Ulster. La dinámica propia de los movimientos terroristas les lleva con frecuencia a recurrir a crímenes indiscriminados cuando necesitan disimular un debilitamiento de sus fuerzas.
En un comunicado en que reconoce haber colocado la bomba que causó la matanza de Enniskillen, el IRA afirma que la explosión se ha producido en unas condiciones no previstas, y que su intención no era causar víctimas entre la población civil. Pero no disminuye su responsabilidad. Lo que no es tolerable, bajo ningún concepto, es que una organización coloque explosivos, y ponga así en peligro la vida de seres inocentes, para demostrar que sigue existiendo.
En esta ocasión, el golpe se vuelve contra sus autores. Sus repercusiones en círculos amplísimos son claramente negativas para el IRA. Han expresado su indignación y condena no sólo personalidades británicas, sino de la República de Irlanda, incluido el jefe del Gobierno de Dublín, de tendencia nacionalista. El impacto causado entre la población católica del Ulster, que ha simpatizado con la causa del IRA, es claramente desfavorable para éste. Es sintomático que Gerry Adams, el principal dirigente del Sinn Fein, la rama política del IRA (lo que Herri Batasuna representa para ETA), haya lamentado lo ocurrido y se haya distanciado del IRA.
Las características del terrorismo de Irlanda del Norte no son idénticas a las de otros terrorismos europeos. La lucha del IRA arranca de 1921, cuando después de la guerra de independencia de Irlanda contra Gran Bretaña, y del reconocimiento por ésta de la República irlandesa, el Ulster quedó separado del resto de la isla, como parte del Reino Unido. La meta del IRA desde entonces -y por eso se llama ejército- es continuar esa lucha para incorporar el Ulster al resto de Irlanda. Ello explica que tenga simpatías, y apoyos importantes, entre la población irlandesa de EE UU. Para respaldar esa tesis, la posición oficial del IRA es que solamente ataca objetivos militares o policiacos británicos.
En verdad no ha sido así. En varias ocasiones sus actos terroristas han costado la vida a simples ciudadanos. Pero hasta ahora nunca había cometido una matanza de las proporciones de la de Enniskillen. Con este hecho, su táctica de combinar el uso de las armas con la presentación del Sinn Fein en las elecciones, que ha dado escasos resultados electorales, se quebrantará aún más. Pero pueden verse amenazados también sus apoyos en EE UU, basados en el recuerdo romántico del patriotismo irlandés del siglo pasado. Poco queda de eso en los muertos de Enniskillen.
