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MIÉRCOLES EUROPEO

El Español supo defender su ventaja en Sarrià

Una defensa Grunfeld en versión futbolística bastó para que el Español hiciera tablas en Sarrià y eliminara al Milán, uno de los equipos más prestigiosos de Europa, que anoche defraudó a los aficionados y, posiblemente, irritó a su presidente, el magnate de la televisión Silvio Berlusconi.Javier Clemente, técnico blanquiazul, no se arriesgó a hacer ningún invento. Su planteamiento táctico le salió a pedir de boca en el encuentro de ida y el de ayer reunía las mismas características, ya que era el Milán quien tenía la imperiosa necesidad de llevar la iniciativa para anular la desventaja de dos goles.

Gallart fue otra vez el encargado de sujetar a la estrella del equipo italiano, el holandés Gullit, y lo hizo a la perfección, sin apenas faltas -sólo le tiró una vez de sus largos cabellos-, y lo que es más importante, sin agobios. Gullit, un amante del reggae y para quien el fútbol también implica libertad, fue ayer un jugador encarceIado entre las paredes de la defensa españolista y la rigidez de un sistema de juego impuesto por su técnico, Arrigo Sacchi, que no le va porque el holandés lo que necesita es marcha y no hacer las funciones de un poste telefónico.

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Sujetado Gullit, todo fue coser y cantar para el Español, que sólo pasó apuros en el primer minuto del encuentro, cuando un despiste de su zaga no fue aprovechado por el joven Colombo, solo ante Nkono. Agazapados en su terreno y vigilando con atención a los rivales que circulaban por su zona, los hombres de Clemente realizaron un perfecto partido de contención.

El Milán, que como la mayoría de los equipos italianos no tiene mentalidad ofensiva, llevó la iniciativa, pero su fútbol siempre pecó de lentitud y de escasas ideas, cometiendo errores primarios impropios de un equipo de su categoría. A pesar de su dominio territorial, jamás dominó el centro del campo, porque tres hombres blanquiazules, Zúñiga, Zubillaga y Orejuela, fueron suficientes para cercenar su capacidad creativa.

La prueba más evidente de la falta de profundidad del conjunto italiano fue que Nkono no tuvo que intervenir en ningún balón peligroso durante los primeros 45 minutos. El único jugador que le inquietó o, mejor dicho, sembró la incertidumbre en las gradas, fue Ancelotti, con tres tiros desde 40 metros, durísimos pero mal colocados.

El Milán sólo podía marcar por un error individual de algún jugador del Español, y éste no se produjo. Los jugadores blanquiazules lo tenían claro.

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