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El límite del 10% se queda corto

La sesión ha sobrepasado con creces todas las expectativas al unirse el sector bancario al tren de las mejoras. Si el cierre anterior resultaba prometedor para los valores industriales, pocos operadores esperaban un cambio de orientación tan radical en el principal grupo del mercado, en el que alguno de sus valores ha llegado a subir hasta 72 enteros al amparo de un escaso número de órdenes compradoras. Incluso se cubrieron los restos compradores con demasiada rapidez, lo que equivale a admitir que el actual nivel es bueno para vender, al menos algunos valores bancarios. No obstante, la atención del mercado estaba centrada en la posibilidad de que algunos valores estrenaran la pérdida del carácter extraordinario en las variaciones por encima del 5%.El sector siderúrgico se constituyó en el objeto de la fiebre inversora y fue el candidato principal para romper las barreras del límite, cosa que pudieron hacer pocos valores pues la barandilla ha entrado con más fuerza que nunca y ha demostrado que el verdadero problema del mercado no está en el límite de las variaciones, sino en el número de títulos que se mueven y en una vinculación efectivas de las órdenes.

Con estos alicientes se inició una jornada en la que el dinero trataba de tomar posiciones incluso en el sector eléctrico, tal vez para comprobar si el nuevo mecanismo funcionaba de forma automática o todavía mantenía su carácter extraordinario. Dos valores eléctricos rozaron el límite, lo que tuvo para el mercado una única lectura: el dinero estaba dispuesto a presionar hasta donde hiciera falta. A partir de ese momento las órdenes de compra dominaron casi todos los sectores, obligando a la celebración del segundo corro en algunos casos y marcando posición de dinero sin operaciones con un 10% de diferencia para los títulos más de moda. El cierre fue positivo, pero el vértigo pesaba en el ambiente.

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