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Reportaje:

Rosa Torres-Pardo y Pedro Alcalde

Una pianista y un director de orquesta que hoy debutan en Madrid

Andrés Fernández Rubio

Jóvenes e inteligentes, Rosa Torres-Pardo y Pedro Alcalde, ambos de 27 años, tienen una trayectoria académica marcada por la brillantez. Ella fue en 1981 premio extraordinario de piano, por unanimidad, en el Conservatorio de Madrid, ciudad en la que nació. Él, barcelonés, obtuvo en 1984 el título como director de orquesta en la universidad de Columbia (Nueva York). Su primera prueba de fuego profesional la encararán hoy en el teatro Real de Madrid, cuando Alcalde, al frente de la orquesta Phílharmonia Hungarica, dirija el Tercer concierto de Prokoflev, con Torres-Pardo al piano.

El ciclo dé conciertos Grandes orquestas, promovido por Ibermúsica, es el que incluye la actuación de estos artistas. Alfonso Aijón, el organizador, vio en 1981 actuar a Rosa Torres-Pardo, se quedó impresionado y decidió enviarla a estudiar fuera. Así, la joven se vio en Londres, y luego, en la prestigiosa escuela JuiWard, de Nueva York.Previamente había ofrecido un recital de piano en el Palau de Barcelona. Pedro Alcalde lo estaba escuchando por la radio, y le gustó tanto la interpretación, que acabó grabándolo. Guardó en la mente el nombre de la intérprete y, pasados muchos meses, la pudo conocer en los pasillos de la Juilliard. Se hicieron amigos, mantuvieron el contacto, y ahora,'de manos de Aijón, tienen la oportunidad de prese ntarse en el Real, ante un público de concierto que los juzgará fflamente. Ellos aseguran no encontrarse especialmente nerviosos. "Ilusión, ganas y esperanzas" son tres palabras convencionales, pero que definen su estado de ánimo.

Aparte de Prokoflev, Alcalde dirigirá obras de Leonardo Balada y de Brahms. Durante su etapa en Columbia ejecutó junto a un grupo de cámara, para graduarse, una pieza muy dificil, la Historia de un soldado, de Stravinski. Posteriormente, en una ciudad del sur de Baviera ofreció un concierto Beethoven ante 4.000 jubilados, que escucharon entusiasmados. Fueron dos experiencias a medio camino entre el mundo académico y el profesional.

Alcalde admira la fidelidad a la partitura de directores considerados jóvenes, como Claudio Abbado o Riccardo Muti. De los fallecidos, recuerda la exactitud de Toscanini y la pasión de Furtwangler. Su reflexión es que sacar lo bueno de los dos puede ser un buen objetivo para un director joven como él.Hijo de un médico, es el primer músico de su familia en varias generaciones. En ella eran sólo aficionados, lo mismo que en la de Torres-Pardo. El primero veía un piano de pequeño y se quedaba fascinado. La segunda comenzó a los diez años con ese instrumento, y nunca se planteó por qué le gustaba: "Simplemente lo sentía% dice.

La ambición de ambos es, de entrada, depurar la técnica al máximo. Respecto a la suposición de que puedan triunfar y convertirse en divos, ella dice:"Me pregunto si seré normal dentro de unos años; por lo menos ahora sí creo que guardo el equilibrio". VIadimir Horowitz y Arthur Rubinstein, en hombres, y Clara Haskil y Martha Argerich, en mujeres, son sus preferencias en intérpretes del piano. Pedro Alcalde cita a Carlos Kleiber como uno de los más grandes directores. De él y de Giuliní dice que "saben convercer" a los músicos a través de la elegancia, no de la autoridad. Esa es su pretensión de cara a un posible futuro de éxito.

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