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Las lujosas ruinas de Adnan Kashogui

"No soy el hombre más rico del mundo", declara el magnate en la primera entrevista a un medio español

JESÚS CACHO, ENVIADO ESPECIAL, "Yo no he ganado un dólar con el asunto de la venta de armas a Irán", aseguró el viernes en Montecarlo el magnate saudí Adnan Kashogui, seguramente el gran artífice en la sombra, con su amigo, el traficante de armas iraní Manucher Ghorbanifar, del asunto Irangate. "Es más, he perdido 10 millones de dólares, que están ahora mismo bloqueados en un banco suizo a nombre de Lake Resources, sociedad ligada al Consejo de Seguridad Nacional (NSC) norteamericano, y que maneja Oliver North".

¿Cómo este contradictorio mercader saudí, de 52 años de edad, nacido en la Meca, hijo de un influyente médico cercano a la familia real saudí, amigo de Simón Peres, ha podido jugar un pepel capital en uno de los grandes escándalos políticos de los últimos tiempos? "Cuando mi amigo Manucher lo había arreglado todo para la venta de las armas a Teherán a través de Israel, vino a mi y me dijo que hacia falta un intermediario, un hombre que actuara de banquero financiador de la operación, porque los iraníes no se fiaban de los norteamericanos. Y así fue como adelanté el primer millón de dólares a la gente del NSC. Las armas llegaban a Irán a través de Israel y entonces Teherán me pagaba a mi. Después adelanté 4 millones. Se han entregado 500 cohetes antitanque y a las 2 semanas los iraníes me han reembolsado. Así hasta que todo el tinglado se vino abajo, con la CIA por medio, al pretender cambiar armas por rehenes norteamericanos. Cuando el escándalo estalló, los israelitas dejaron de pasar las armas a Teherán, y los iraníes no me han pagado 10 millones de dólares que yo había adelantado. Esa es la verdad."

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Adnan Kashogui hojea el informe Tower y lo critica. "Contiene muchos errores en el tema de los fondos y en lo que a mí respecta. Ellos dicen que yo di como 10 millones de dólares en torno a febrero de 1986 y que he recibido 22 millones, lo cual es falso, una basura sin sentido. Lo cierto es que North y su Lake Resources me deben 10 millones que yo había adelantado a los norteamericanos y que debían reembolsarse si no suministraban las armas. El asunto está en manos de mis abogados norteamericanos. Y soy el único que puede hacer hablar a North, obligarle a decir la verdad, lo que ha ocurrido con ese dinero, que no ha cumplido, que no nos ha pagado, y si no dice la verdad tendrá que ir a la carcel".

Kashogui rompe raramente el timbre monótono de su voz. Una de ellas es cuando trata de convencer al interlocutor de que ha sido su deseo de contribuir a la paz en el Medio Oriente lo que le ha movido en todo el asunto Irangate, no el dinero. "Mire usted, yo he financiado toda la operación y nadie mejor que yo sabe que tengo 10 millones de dólares bloqueados. Y a las pruebas me remito. El valor real de todas las armas que fueron enviadas a Irán era sólo de 12 millones de dólares y el resto del dinero que yo adelanté no me ha sido devuelto y los norteamericanos lo saben. ¿Cómo he podido pues hacer dinero?".

El millonario saudita parece sentir un evidente desprecio hacia el teniente coronel Oliver North, "pero a mí me tiene sin cuidado si va o no a la carcel; ese es asunto del pueblo norteamericano. A mí lo que me importa es que me devuelva mi dinero".

Tras el escándalo Irangate, el cerco financiero se ha estrechado en torno al otrora llamado hombre más rico del mundo. Leyendo los embargos que le llueven por las cuatro esquinas del planeta, uno tiene la sensación de que Kashogui es un hombre desbordado, a quien sale un acreedor en cada esquina, un todopoderoso al que de repente todo el mundo se le sube a las barbas. Hay una cierta sensación de revancha contra el financiero en Estados Unidos. "No, no lo creo. Lo que ocurre es que la gente se pone nerviosa, gente a quien se supone que debe actuar en base a hechos, como el jefe del departamento de Justicia norteamericano, un buen amigo mío, que ha ordenado congelar mis cuantas bancarias en EE UU y ha logrado que los suizos hicieran lo mismo. Esto me puso en una situación muy comprometida, incluso llegué a no poder pagar a mi cocinero una semana. Afortunadamente, gracias a que entonces mi banco en Arabia Saudí [El National Commercial Bank of Jedah] me ayudó y pudo así pagar a mis trabajadores en Marbella".

¿Pero está usted o no arruinado? "¿Y usted qué cree... El único problema que tengo está en Salt Lake City, EE UU. Allí mi Triad America Company [actualmente acogida al cápitulo 11 de la ley de bancarrota norteamericana para protegerse de sus acreedores] hizo unas inversiones muy fuertes en negocios inmobiliarios que se han venido abajo porque el terreno ha demostrado ser pantanoso, y eso ha afectado a la cotización de los terrenos. Allí habíamos efectuado una inversión cercana a los 1.000 millones de dólares (unos 130.000 millones de pesetas) y eso nos ha hecho daño. Luego ha venido enseguida el Irangate y el bloqueo de mis cuentas en EE UU y Suiza, las informaciones en la prensa, y la consiguiente confusión en la comunidad financiera sobre mi situación. Es cierto, he perdido 500 millones de dólares con Triad, pero no está todo perdido, porque esa sociedad puede recuperarse. Para decírselo de una forma directa, ni he sido nunca el hombre más rico del mundo, ni ahora estoy arruinado; algo en el punto medio sería lo adecuado".

Ya no es 'rey Midas'

Kashogui, hijo predilecto de Salt Lake City, llaves de oro de la ciudad, rey Midas local, es ahora un personaje vilipendiado en la capital mormona. Hasta alguno de sus antiguos amigos tratan de sacar tajada. "Sí, ese tipo de Roland Tiny Rowland [el presidente del poderoso grupo británico Lonrho y propietario de el dominical The Observer] que ha ido embargándome cosas por todo el mundo para cobrarse 2,8 millones de dólares: mi apartamento en de Nueva York [dos plantas de las Olympic Towers, con piscina reglamentaria, valoradas en 30 millones de dólares], mi casa de París, dos de mis aviones uno de ellos cuando llegaba con mi familia a París después de haber pasado la Navidad pasado en Marbella. Pero le diré una cosa, es Rowland el que me debe dinero a mí, 50 millones de dólares para ser más exactos, y ahora ha querido aprovechar el escándalo Irangate para pescar en río revuelto. Piensa que puedo asustarme y olvidar ese dinero, pero nunca aceptaré ser chantajeado, porque no tengo nada que ocultar. El asunto lo hemos llevado a los tribunales y veremos quién tiene razón".

Incluso el yate Nabila, quizá el más ostentoso signo externo de riqueza del magnate, parece en peligro. "Pues está en Antibes y si quiere verlo mañana será bienvenido, para que se informe usted bien. No, no está hipotecado. Lo que ocurre es que al sultán de Brunei le gusta el barco y me ha hecho una oferta para comprarlo. Ha hecho un depósito de 50 millones de dólares que está bloqueado en un banco y si paga 25 millones más [9.500 millones de pesetas en total] pues se quedará con el barco".

Cuando el entrevistador le hace notar que esa será la señal más evidente de su ruina financiera, Kashogui suelta el pildorazo. "Sepa usted que me estoy construyendo otro yate".

"¿Dónde?"

"En Viareggio, en Italia".

"¿Algo más pequeño, supongo?"

"Pues no, un poquito más grande. Es un barco con un diseño revolucionario, algo nuevo de verdad, que llevará un submarino debajo. Y lo haré tan famoso con al Nabila".

Ahora el magnate ha escondido todas sus posesiones en el National Commercial Bank of Jeddah, la institución que se subrogó en las hipotecas levantadas por el Crédit Commercial de France sobre sus propiedades marbellíes. "Sí, he hipotecado todos mis activos en el NCB de Jeddah, que es mi banco, para protegerlos, de forma que los americanos no puedan poner sus manos encima de mis propiedades o algún chiflado como el de los 2,8 millones de dólares".

El millonario se niega a revelar su balance financiero del año pasado y sale por la tangente -"la próxima vez que nos veamos le dejaré ver mis libros de contabilidad"- cuando se le pregunta cuánto dinero necesita al mes para mantener la parafernalia que le rodea. Viendo sus congojas actuales, se tiene la impresión de que en el terreno de las inversiones ha sido aconsejado por su peor enemigo. "Bueno, no todas mis inversiones son malas; el ABC Bank de Corea del Sur es una excelente inversión, con aumentos del 25% anual en los beneficios netos; tenemos buenas inversiones en Arabia Saudí, en Brasil. La única inversión fuerte que me ha ido mal ha sido Triad. Incluso mis propiedades en Marbella [algo más de 1.300 hectáreas adquiridas al padre del último marido de Cristina Onassis] ahora valen 10 veces más".

Punto oscuro

Si uno quiere ver enfadado a Kashogui no tiene más que llamarle "traficante de armas". Más que un insulto, es un punto oscuro que el magnate quisiera hacer olvidar a la luz del repentino entusiasmo que siente por la política. "Esa es una afirmación falsa. Yo no trafico con armas, ni tengo municiones, ni vendo pistolas como hace otra gente. Yo soy un hombre de marketing, un merchant banker. Es fácil decir que vendo armas después del tema de Irán, pero allí no se trataba de vender armas sino de lograr la paz en la región. Esa fama arranca de la famosa investigación efectuada en EE UU cuando el asunto de los sobornos por las ventas de armas de Lockheed y Northrop a mi país. Por supuesto que yo he vendido equipos de defensa a mi país, pero yo no estoy en el negocio de las armas".

Adnan Kashogui no parece entender muy bien por qué la gente se extraña de sus lujos. "Mire usted, cuando yo conocí al sultán de Brunei, en su coronación, me dijo que le encantaría conocer mi yate sobre el que le habían hablado mucho. Así que ordené llevar el barco hasta la isla cruzando medio mundo. Ese viaje me costo 1,5 millones de dólares, pero luego hice negocios en Brunei por valor de 6 millones de dólares. ¿Opina usted que aquel gasto no mereció la pena?.

Aquí un amigo

Adnan Kashogui tiene muchos amigos en España. Empezando por José María Ruiz-Mateos. "Le encontré por casualidad en un hotel de Madrid; alguien me lo presentó; qué tal está usted, y eso fue todo". Pero José María asegura que fue un encuentro planificado. "Lo niego; sé que es un buen tipo, pero no lo conozco como para eso". ¿Piensa Kashogui hacer negocios con Ruiz-Mateos? "Eso depende; cualquier que tenga una idea brillante puede acercarse a mí; yo no tengo prejuicios hacia nadie". Kashogui y su brillante actualización de aquel célebre dicho del emperador Vespasiano: Pecunia non olet.Kashogui también conoce a la familia real española. "Sí, he saludado varias veces al Rey y a su familia, con los que mantengo una relación puramente social. Él es muy inteligente". El millonario tiene grandes planes para su empresa en España, Alkantara, en la que tiene como socio al INI. "España puede ser una cabeza de puente ideal para el comercio con sudamérica".

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