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La resaca de un debate

El reciente debate televisivo en el que Nicolás Redondo se enfrentó abiertamente a su compañero de partido y ministro de Economía, Carlos Solchaga, ha removido las quietas aguas de UGT y ha reavivado viejas rencillas entre el partido y el sindicato.Con algunas excepciones, las distintas organizaciones de UGT han tomado posiciones en torno a su secretario general. Desde la radicalización de UGT de Málaga que advertía de la posibilidad de no recomendar en próximos comicios el voto al PSOE, hasta las afirmaciones de Manuel Garnacho, con largos años de militancia en el partido socialista, o la ironía de Justo Fernández invitando a Solchaga al congreso de la federación de banca, a la que en teoría el ministro de Economía está afiliado, las filas ugetistas se han visto conmovidas por la disputa.

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A veces los formalismos son los que reflejan el sentir del sindicato. El télex con que UGT de construcción anunciaba el orden del día de su comité federal era más expresivo que el discurso de Garnacho: "Punto primero, análisis de la política antisocial del Gobierno". La carta de Justo Fernández a Solchaga también contenía algunas perlas: "no vas a encontrar chaquetas cruzadas y cohibas", pero a cambio se le garantizaba que escucharía lo que pensaban los trabajadores.

En círculos sindicales se asegura que "la confrontación pública y televisada era necesaria. Y Redondo ha expresado lo que todos pensamos hace tiempo. Ahora, lo que hace falta es que lo mantenga, que lo mantengamos todos". El temor de los dirigentes de UGT es que la crispación tan fácilmente apreciable en la central -cuadros y militantes- se traduzca en una radicalización que coloque al sindicato codo con codo con CCOO. Sólo en este contexto -dicen- hay que entender la carta que Redondo ha remitido a Camacho.

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