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La crisis del Gobierno británico

La acusación más razonable que se le puede hacer al Gobierno de Thatcher acerca del asunto Westland -sobre el que tendrá que responder en el debate de la Cámara de los Comunes- es la de que se ha actuado desde la incompetencia y la falta de discernimiento más que desde la incongruencia constitucional.Es importante aclarar cuál es el origen esencial de los actuales problemas del Gobierno. Observándolo retrospectivamente puede apreciarse que el error fatal consistió en estimular a Michael Heseltine el pasado otoño en la búsqueda de una alternativa europea global para la oferta de salvación de la empresa Sikorsky-Fiat. Incluso el consentimiento del Gabinete a la propuesta de Heseltine provocó incomodidad frente a la de Sikorsky., Una vez que se hubo materializado la contrapropuesta europea, unida ésta a las promesas de los ministros de Defensa de cuatro países acerca de la futura adquisición de helicópteros, fue extremadamente difícil mantener una postura de neutralidad. Era fácil argumentar que la decisión final la tomaría la dirección y los accionistas de la compañía, pero la realidad era que una oferta iba avalada por el Ministerio de Defensa británico y la otra no.

Si la oferta europea hubiese sido el resultado de una iniciativa independiente por parte de una o de más compañías continentales de construcción de helicópteros sin el apoyo de Gobierno alguno, la situación habría sido muy diferente. ( ... )

Una vez que Heseltine tuvo el bocado europeo entre sus dientes, comenzó a promover la contraoferta con su habitual energía; los otros miembros del Gabinete quedaron en una posición incómoda, pero no se tenían más que a sí mismos para acusarse.

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El desconcierto de los ministros venía provocado por tres razones. En primer lugar estaba claro que la dirección y los empleados de Westland albergaban serias dudas sobre los atractivos del negocio europeo.( ... ) Había buenas razones para pensar que el consorcio con Sikorsky, producto de varios años de asociación entre las dos compañías, era un pacto más lógico y más viable a la hora de los negocios que el esquema europeo de las cinco compañías. ( ... )

En segundo lugar, los motivos de algunos de los miembros del consorcio europeo parecían sospechosos desde el punto de vista británico. Las tres compañías de helicópteros, especialmente la alemana y la francesa, estaban empeñadas en frustrar el intento de su rival norteamericano para establecerse en Europa; los argumentos eran más contrarios a Sikorsky que a favor de Westland. ( ... )

En tercer lugar, algunos miembros del Gabinete, especialmente Leon Brittan, el ministro de Industria y Comercio, fueron implicándose progresivamente en los sentimientos flagrantemente antinorteamericanos expresados por los promotores del consorcio europeo.( ... )

En fin, ha habido un montón de accidentes y malentendidos que la primera ministra deberá explicar de la mejor forma posible.

, 15 de enero

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