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Friedrich Zimmerman,

ministro del Interior de la RFA, parece contrario a las expresiones clásicas de romanticismo. Su departamento ha preparado un proyecto de ley que puede acabar con la costumbre de los enamorados de grabar sus sentimientos en árboles y bancos con un corazón y una flecha. Según el Ministerio del Interior germanooccidental, tales corazones hacen daño a la vista y alteran el orden y la tranquilidad de los ciudadanos. El proyecto prevé la imposición a los infractores de multas cercanas a las 545.000 pesetas.

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