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El Barcelona, a un punto del Madrid

Schuster salió del vestuario antes que sus compañeros y subió las escaleras que le conducían al césped con gesto decidido y casi altanero. El público, que consumió los 15 minutos reglamentarios del descanso combatiendo el frío y quizá temiendo lo peor, no advirtió que aquello era una premonición. Él solo fue capaz de levantar el partido, mientras Alexanco fue el encargado de rematar la faena. El Barça cumplió su objetivo y sumó los dos puntos necesarios para acariciar al Madrid, del que le separa uno solo, y emparejarse con el Spórting.No fue fácil. Narciso, a los 11 minutos, dio una cura de humildad a los pupilos de Venables, acostumbrados a resolver los partidos a las primeras de cambio. Llegaron los nervios, las imprecisiones y la falta de imaginación.

Entonces surgió Schuster. El Schuster motivado, pletórico de fuerza y ambicioso de otros días, y el tinglado canario se vino abajo, se derrumbó como un castillo de naipes que, encima, azotó el viento de un penalti más que discutible de Félix a Julio Alberto. Era demasiada ventaja para un Barça envalentonado. Todos buscaron a Schuster y todos lo encontraron. Se coreó su nombre. Y Alexanco apuntilló.

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