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El 'señor' del castillo de San Martín de Valdeiglesias se pegó un tiro en la sien

Amelia Castilla

Juan Fernández Ganza, un millonario propietario del castillo medieval de la localidad madrileña de San Martín de Valdeiglesias, fue hallado muerto en su cama la tarde del pasado martes con un orificio de bala en la cabeza y un revólver en la mano. El señor del castillo, como era conocido en el pueblo, ponía fin así a una vida en la que no han faltado las mujeres, el ocultismo, el exceso de alcohol y una extraña pasión por los leones.

Fernández Ganza fue encontrado por la Guardia Civil tumbado en la cama con una pistola del 9 corto en su mano izquierda y un orificio de bala que le atravesaba la cabeza. El fallecido se encontraba vestido, y en las paredes había múltiples impactos de bala. Algunas personas aseguran haberle visto por última vez el pasado domingo, en estado de embriaguez. Entre los herederos del antiguo propietario del castillo se encuentra un niño de dos años de raza negra, nacido de la unión con una súbdita filipina. El pequeño, que sufría malos tratos de su padre, se encuentra en un internado de menores.Fernández Ganza llegó al pueblo hace 12 años. Los vecinos recuerdan sus constantes borracheras, y en la casa cuartel de la Guardia Civil hay innumerables denuncias contra su persona por alteración del orden público y agresiones. Acostumbraba a pasear por las empinadas calles de San Martín a lomo de uno de sus caballos, perfectamente uniformado con botas de montar, gorra y la fusta. Vivía en compañía de un león, dos caballos y numerosos perros y gatos. El león fue trasladado ayer a la reserva-safari El Rincón.

Amantes por docenas

Los vecinos comparan al señor del castillo con Bertrand, protagonista de El amante del amor, la película de Truffaut que emitió el miércoles la televisión. "Tenía un don para las mujeres", explica el sargento de la Guardia Civil. "Creemos que se casó cuatro veces, pero sus amantes se cuentan por docenas".En San Martín de Valdeiglesias, una localidad de 5.000 habitantes, situada a 67 kilómetros al suroeste de Madrid, la gente considera al fallecido "un personaje", y cuenta fantásticas historias sobre las orgías que se producían en el interior del castillo y las aficiones del señor por el ocultismo y las sesiones de invocación de espíritus que se celebraban en la sala de armas. Nadie sabe con seguridad qué edad tenía y cuáles eran sus negocios.

José Luis Muñiz, socio de Fernández Ganza en uno de sus negocios y vecino de Pelayos de la Presa, había quedado con él el pasado martes. El señor no acudió a la cita. Muñiz fue a buscarle a casa, pero estaba cerrada y no respondía nadie.

Un guardia civil tuvo que escalar las almenas con una cuerda. El interior estaba revuelto. Sobre la cama, vestido de calle y con zapatillas, estaba el cadáver, rodeado de muebles antiguos y armaduras.

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