_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El letargo del verano se adorna de permanencia

Ni la noticia de que más del 60% de los contribuyentes verán aliviados sus pagos por el impuesto sobre la renta ha sacado a los mercados bursátiles de su prolongado letargo veraniego. Madrid apenas recuperó ayer cinco centésimas en su índice de cierre. En las otras bolsas, el sopor revistió de ligera permanencia las menos leves pérdidas de la jornada anterior.Los primeros escarceos; de la jornada parecían tomar otros senderos, como si la contratación quisiera romper su flojera de los últimos meses (el miércoles pasado, 717 millones de pesetas) y saludar con cara de circunstancia. Los operadores tenían ante sí la confirmación de la anunciada baja de impuestos, otra buena noticia de la coyuntura (el paro registrado descendió en agosto, por quinto mes consecutivo) y la XII Asamblea de la Federación Iberoamericana de Bolsas, que empezó ayer en Valencia.

Aunque las tomas de posición estaban rodeadas de prevenciones, los siempre madrugadores corros eléctricos habían apuntado el inicio de una mejora. Sólo Iberduero perdía en Madrid un entero, en tanto que Hidroeléctrica de Cataluña ganaba uno y medio.

La reacción positiva se quedó corta, aunque luego se extendiera a casi todos los valores industriales (los que no corresponden a bancos, eléctricas y Telefónica). En seguros, La Unión y el Fénix ganó otros 10 enteros (50 pesetas por cada acción, de 500), lo que ya no sorprende a los habituales, debido a la pujanza del sector; el interés de los extranjeros y la toma de posiciones ante la CEE para una actividad tan subdesarrollada en España han llevado a compañías como Mapfre y la Estrella a más que duplicar en los últimos meses su cotización, de forma que el subíndice de 1985 está en el 193%. Petróleos, alimentación, bebidas y tabaco, y construcción (Dragados y Huarte) también se unieron al envite.

Tras enfriarse con la pérdida de medio entero en Telefónica, las tíbias expectativas mañaneras quedaron nuevamente frustradas al filo del mediodía por el sector bancario, con las baja de dos enteros en las dos mayores entidades: Central y Español de Crédito.

A la hora de valorar la jornada, los analistas más solventes confirmaban que la contratación ha seguido dormida. A su juicio, los inversores extranjeros, a quienes todos achacan lo de Telefónica y les culpan de haberse conjurado para beneficiarse de una eventual caída de la peseta (venden para realizar beneficios y volver a jugar la misma operación cuando lo vean con mayor claridad), se han desprendido de menos títulos que en jornadas anteriores. De ahí que las eléctricas hayan podido aprovechar mejor las posiciones especulativas de los pequeños operadores, orientadas por la esperanza de que la reducción de impuestos anime el ambiente.

En todo caso, quienes siguen sin verlo claro para decidirse son los inversores institucionales (bancos, seguros, etcétera), que se dice controlan el 85% de la contratación bursátil. De hecho, todavía no han respondido ala mejora de la coyuntura en los últimos meses. Parecen esperar a, confiar en la baja del precio del dinero. Pero sus comités de inversión se resisten a marcar directrices sin conocer la política económica para 1986, que deberá quedar definida por los Presupuestos del Estado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_