Escasa asistencia a los Encuentros en Torno al Video
Los Encuentros en Torno al Vídeo, que se celebran esta semana en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, han perdido respecto a la primera edición del Festival, celebrado el pasado año, interés y capacidad de convocatoria. El Festival de Vídeo de Madrid fue, en su única convocatoria, uno de los más importantes de Europa, por la organización, el volumen, calidad de obras exhibidas y, sobre todo, porque sirvió para impulsar la creación de nuevos autores españoles.El Festival ha pasado a tener periodicidad bienal y alternará con estos primeros Encuentros en los que se ha recurrido, en cuanto a cintas, a una muestra internacional de obras en buena parte antiguas, con dudosos criterios de selección que contribuyen a menguar el interés para los aficionados. Las instalaciones exhibidas hasta el momento reinciden en planteamientos trillados por las primeras generaciones de artistas. El único interés está en ver esa docena y media de trabajos de jóvenes españoles.
El Círculo de Bellas Artes y la Consejería de Cultura, Deportes y Turismo de la Comunidad de Madrid, entidades patrocinadoras del Festival y Encuentros, han confiado su organización a una estructura que apenas tiene este año medios y capacidad para atraer al público. No es casual que los participantes en las dos únicas mesas redondas cuyo objetivo teórico es debatir y promover el intercambio de experiencias y la creación hayan sido casi exclusivamente representanttes de entidades de la administración local, autonómica y central, cuyos conocimientos del vídeo -alguno se permitió advertir que asistía en calidad de "oyente"- son, por lo general, muy precarios. Es cierto que las instituciones tienen mucho que decir en el vídeo, habida cuenta que el Ministerio de Cultura ha mostrado muy poco interés por este sector -exceptuada la regulación de licencias de videocasetes comerciales, que nada tienen que ver con el vídeo de creación- pero no a riesgo de convertirse en las únicas voces.
El propio Círculo, y posiblemente los organismos públicos que financian estas actividades, tienen su cuota de responsabilidad ya que sus proyectos en el vídeo sufren un gran retraso y las becas concedidas a los autores premiados el pasado año han tardado doce meses en realizarse.
