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Reportaje:

Yugoslavia, un rival clave para el porvenir de España en el Campeonato de Europa de baloncesto

Luis Gómez

ENVIADO ESPECIAL,Existe una teoría según la cual la selección española sólo tiene que disputar un encuentro en la fase inicial del Campeonato de Europa. de baloncesto de 1985: precisamente, elque juega hoy ante Yugoslavia (21.00 horas, TVE-1). Fernando Martín, jugador que ha permanecido entrenándose a medio gas, lo reconoce explícitamente. Si es necesario, se pondrá una faja para proteger su espalda dolorida: "Ante Yugoslavia hay que morir. Es la clave". Ganar a Yugoslavia supone encauzar el camino para asegurarse la segunda posición del Grupo A, que da paso a una cómoda eliminatoria en los cuartos de final.

Cosic, el técnico yugoslavo, está de acuerdo con dicha teoría y Drazen Petiovic, el presunto protagonista, lo asegura: "No sabré cuáles son nuestras posibilidades hasta que juguemos con España. Si ganásemos, no descartaría llegar a la medalla de oro".Antonio Díaz Miguel es tan consciente de ello que sólo ha preparado intensamente un encuentro durante varías semanas: el de hoy. No quiere mostrarse preocupado por Petrovic, pero tiene en sus manos una cinta de vídeo en la que el único protagonista, el único jugador que llena la pantalla, es Drazen. Díaz Miguel sabe cómo se mueve y por dónde se le ha de cerrar el paso. Su temor es que, en ese empeño, España descuide a otros jugadores. No quiere caer en la amarga experiencia del Real Madrid.

Cuenta para ello con nueve jugadores que no odian a Drazen e insiste ante los tres bases para que tiren con más frecuencia. Es ésta una costumbre que no consigue imponer. Díaz Miguel presiona más sobre. Llorente, que ha sido el mejor tirador de los tres a lo largo de la Liga. Llorente ha conseguido un promedio de 12 puntos por partido, por 11 Costa y nueve Gil.

La defensa individual va a ser puesta a prueba ante Yugoslavia y, quizá, una variante de la defensa zonal, que consiste en que los jugadores sólo marcarán en individual a aquel contrario que tenga el balón. Puede ser una variante para que nadie se sienta responsable único de Petrovie.

Yugoslavia llega a este encuentro con serios problemas. Ha perdido la condición de favorita ante España, como sostiene Cosic, que se siente contento "por la ausencia de Corbalán". Yugoslavia tiene una selección que circula en torno a un solo elemento y eso es poco.

Cosic eligió a 15 jugadores para preparar el campeonato. Formó dos selecciones, la A y la B, que jugaron encuentros entre sí, algunos de ellos a puerta cerrada. Yugoslavia sólo ha jugado contra el Boston College, un equipo universitario norteamericano que vino a Europa sin sus mejores jugadores.

Cosic, que ha sido uno de los mejores yugoslavos de todos los tiempos, denunció que tenía un problema muy dificil de resolver. El mismo técnico, que mide 2,10 metros, pasaba por ser más alto que cualquier jugador de su selección. Ello le obligó a convocar a Vrankovic, un joven de 2,14 a quien en estos días todavía le están dando, y con escaso éxito, un cursillo acelerado de cómo tiene que moverse.

Cosic eligió a seis pivotes, cuatro aleros y dos bases. Sus pivotes tienen poca fortaleza y los que alcanzan los 2,05 son técnicos y buenos en ataque, pero poco fuertes para la lucha por el rebote, caso de Knego. El resto del equipo bascula en torno a Petrovic. Es el mejor alero y el mejor base porque Cosic decidió no contar con su hermano, Alexander, por diferencias personales a raíz de un viaje por Estados Unidos. La versión oficial es que Alexander, el jugador que mejor entiende a Drazen, tiene que cumplir el servicio militar, pero lo cierto es que lo hará a partir de octubre, después incluso de contraer matrimonio, obligaciones ambas que no le impedirán jugar con el Cibona, a finales de junio, en Barcelona, el Mundial de clubes.

Petrovic es la gran excepción. A sus 20 años, está acostumbrado a ganar en casi todo aquello que participa. En dos años ha sido campeón de Yugoslavia con el Sibenka-Sibenik y el Cibona de Zagreb, ha sido campeón de Europa en su primer año internacional y llevó a la medalla olímpica de bronce a una selección que había terminado séptima en el Europeo de Francia 83.

El más cotizado

Demasiadas cosas se escriben de Petrovic por Europa. Pero una es la más cierta: es el jugador más cotizado, sin discusión. El Granarolo de Bolonia le ofreció 54 millones de pesetas por un contrato de un año. Dos clubes profesionales de la NBA le han ofrecido una prueba. Oficialmente, no puede salir de Yugoslavia hasta que cumpla los 28 años, pero dicha norma no le impediría marcharse cualquier día a jugar en la NBA, ya que la jurisdicción de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) no es válida para aquella competición.De todas formas, Drazen no es producto de la improvisación. Aun en estos momentos, sigue siendo el jugador que más se entrena. Una hora diaria más que sus compañeros de selección. Su dedicación exclusiva no le impide obtener buenas calificaciones en su carrera de abogado.

Cosic tiene motivos más que suficientes para darle palmaditas en la espalda en cada entrenamiento. La mirada de Cosic es feroz y amenazante para casi todos sus pupilos. Ha ¡creado un ambiente de temor. Pero se enternece cuando se acerca a Petrovic. Pocas veces una selección tan histórica ha estado supeditada a un solo jugador, capaz, eso sí, de convertir en infalibles a sus compañeros.

Otro hecho chocante de esta selección es la transformación personal que ha sufrido su técnico, Cosic. Pasaba por ser el jugador más educado y amable que pisaba las canchas europeas. Ahora, como técnico, se ha convertido en un hombre irascible, que protesta airadamente y que abronca con descaro a sus jugadores. Ha sembrado el terror en el banquillo hasta límites insospechados y sus propios amigos reconocen que está insoportable: "Le está venciendo un desmedido afán perfeccionista", alega Asa Nikolic, el más veterano técnico yugoslavo. Cosic está hoy ante una de las citas cruciales de su nueva carrera. Un contraste con Díaz Miguel, que cumple su partido número 300.

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