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El Banco de España recomienda moderación a los bancos a la hora de repartir dividendos a los accionistas

El subgobernador del Banco de España, Juan Antonio Ruiz de Alda, aconsejó a los consejeros delegados de las grandes entidades de crédito que no desorbitaran los niveles de dividendos en el ejercicio que ahora termina, ya que a partir de 1985 la entrada en vigor del nuevo coeficiente de garantía proporcionará un listón objetivo que tendrá que considerarse a la hora de proponer el reparto de los dividendos bancarios anuales. Las reacciones en los medios financieros han sido dispares y van desde los que consideran que no pasa de ser una advertencia general a los que hablan de exigencia firme.

En un almuerzo entre los consejeros delegados de los grandes bancos españoles y el subgobernador del Banco de España, celebrado con ocasión de la reunión mensual que celebra el Consejo Superior Bancario, Juan Antonio Ruiz de Alda pidió una cierta moderación a la hora de repartir dividendos por parte de los bancos, amparándose en que el año próximo van a cambiar las condiciones y que se considera conveniente que las instituciones financieras vayan adaptándose con cierta antelación.Según fuentes bancarias, el subgobernador reconoció que no tiene autoridad suficiente para impedir que un banco reparta entre sus accionistas las cantidades que consideren en cada momento aunque estos mismos medios señalaron que el Banco de España puede imponer, a aquellas entidades que no sigan sus recomendaciones, que figure en la memoria del ejercicio la oposición de la autoridad monetaria a dicho reparto de dividendo. Con ello, se señala en estos medios, el Banco de España se garantiza que nadie le llevará la contraria.

El subgobernador del Banco de España, al hacer esta recomendación general, que no se concreta en decisiones homogéneas para el conjunto de las entidades financieras, se escudó en el hecho de que está a punto de ser aprobado por el Parlamento el proyecto de ley del coeficiente de inversión que incluye, además, la nueva formulación del coeficiente de garantía. Este coeficiente, que hasta ahora representaba el nivel de recursos propios -capital más reservas exigible a una entidad en función del pasivo de dicho banco, pasará a medirse en función de los activos -las inversiones-, como hacen en otros países.

Aumentar las reservas

Ruiz de Alda señaló que los recursos propios sólo pueden crecer a partir de ampliaciones de capital, con desembolso real de dichas cantidades o mediante el crecimiento de las reservas generales que vienen constituyendo los bancos. Si las ampliaciones de capital -sin prima y con desembolso real del nominal- son difíciles de poner en marcha en la actualidad, los bancos sólo tienen un camino de cubrirse ante las nuevas exigencias de la autoridad monetaria: aumentar las reservas destinando una parte creciente del excedente generado a este capítulo.

Con ese razonamiento, las entidades financieras han respondido de forma muy diferente. En algún banco se ha querido interpretar que Ruiz de Alda "recomendaba" -con la fuerza que posee el Banco de España- que los bancos volvieran a repetir el dividendo que dieron en el pasado ejercicio. En otras casas se ha señalado que el subgobernador quería que hubiera moderación, pero respetando las diferencias crecientes que existen entre los bancos a la luz de la evolución de los últimos ejercicios y el actual. Otros responsables de algunas de las principales entidades financieras no dieron especial importancia a las palabras de Juan Antonio Ruiz de Alda al considerar que, como mucho, podía estar haciendo advertencias a determinadas entidades y nunca al conjunto del sector.

Las interpretaciones son variadas y muestran el distinto nivel de preocupación que puede haber en cada banco ante los últimos hechos económicos que han sucedido en el sector.

Ligero aumento

De hecho, en todas ellas se reconoce que el anuncio del Banco Hispano Americano de que en 1984 no repartirá dividendos para destinar esa cantidad de los exceddentes generados a sanear la cartera de valores, ha supuesto el rompimiento de la noción de homogeneidad, como algo consustancial a la actividad bancaria. Algunos bancos estudian en estos días llevar al consejo de administración una propuesta de aumento sustancial del dividendo a repartir, como consecuencia de su fuerte capitalización y, sobre todo, de su estrategia para el ejercicio próximo.

Otros han anunciado su deseo de aumentar ligeramente el dividendo a repartir entre los accionistas. Parece que algunos verían con buenos ojos una cierta limitación impuesta desde los despachos de la autoridad monetaria, porque el resultado final esperado para 1984 no es todo lo brillante que sería de desear.

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