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El dinero empieza a quemar en muchos bolsillos

Los nervios de los operadores afloran a la piel cada vez con más fuerza. La razón es simple: ya ha habido demasiados récords superados y demasiadas plusvalías calientes cosechadas. La inminencia de que las realizaciones de beneficios llevarán al mercado a sufrir un retroceso -aunque éste sea pasajero- marcan el estado de ánimo de la mayoría.En la jornada de ayer, ese tono de indecisión o, más propiamente, de cautela, cuando no de miedo, aumentó. La sesión comenzó fuerte, pero se fue apagando poco a poco a medida que se teman que absorber unas órdenes de venta por un volumen superior al de la jornada anterior. El saldo final, no obstante, coincidió con las previsiones. Nuevo récord (1.45,93%), aunque en esta ocasión la ganancia se vio limitada a 19 centésimas.

La razón de este ligero avance en medio de un empeoramiento del nivel de confianza por una parte sustancial de los inversores se debe especialmente a que se mantiene la confianza de otros muchos. Un conocido experto señalaba ayer que el dinero había formado una especie de capa freática que estaba dispuesta a absorber, a determinado nivel, todas las órdenes de compra que se presentasen. Ésa es, en definitiva, la fortaleza del mercado y lo que está propiciando que el índice general registre solamente de refilón esas tensiones.

¿Quiere eso decir que se entra en la etapa de las vacas flacas? Es difícil apostar por esta hipótesis. La bolsa aparece aún con una gran capacidad de resistencia y con grandes esperanzas de cosechar nuevas ganancias. Pero en este momento la realización de beneficios, hoy por ejemplo, y sin ir más lejos, puede originar esos tan comentados televisivamente dientes de sierra, esto es, ligeras pérdidas coyunturales que sirven de respiro para nuevas subidas.

Porque, aparte de los factores positivos que han influido evidentemente en el boom del mercado rebaja de los tipos de interés preferencial, expectativas ante el pacto social y nuevo tratamiento fiscal de las inversiones-, los especialistas apuntan otros aspectos positivos. Éste podría ser el caso de la entrada de inversores extranjeros, cuya capacidad de análisis sirve de garantía para muchos operadores nacionales, el descenso de los tipos de interés en Estados Unidos o el eco favorable que ha tenido en el mercado la reciente reunión de la Comunidad Económica Europea en Dublín en lo referido a la futura integración española.

Los valores mejor apoyados son, en esas condiciones, los que más pueden resistir las presiones vendedoras. En primer lugar, las eléctricas, justo en unos momentos en que se entrevé la posibilidad de iniciar una fase de ampliaciones o incluso de importantes ventas de activos, cuando no de ofertas públicas de adquisición. Las compras a crédito, si este termómetro sirve de algo, demuestran que estos valores continúan siendo muy apreciados.

Los bancos, por el contrario, mantienen las esperanzas de los operadores sobre su próximo protagonismo en el siguiente movimiento alcista, pero mientras tanto están inmovilizados, con unos saldos casi equilibrados y de poca, cuantía. Telefónica, por su parte, parece reservar la conquista de la par para mejor ocasión, aunque casi nadie entiende esta demora que ahora parece estar propiciada por la propia sociedad.

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