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Marcelino Camacho anuncia que CC OO no se retirará de la negociación del Acuerdo Económico y Social

Los negociadores del Acuerdo Económico y Social 1985-86 entre Gobierno, patronal y sindicatos tienen previsto entrar esta semana en la discusión de posibles puntos comunes de entendimiento. Horas antes de la cita fijada para hoy el pasado 2 de agosto, cada parte perfilará su posición, en reuniones por separado. Pese a que desde entonces las declaraciones han estado dominadas por dudas sobre la posibilidad de llegar todos a un pacto, desde el Gobierno se ha tratado de animar a la patronal con un panorama financiero más atractivo. Y CC OO, el sindicato más lejano del acuerdo propuesto, declaró ayer, por boca de Marcelino Camacho, que "no se retirará de la mesa en ningún momento", pues "hasta el último minuto vamos a tratar de modificar la política económica". Los salarios han dejado de ser para cada una de las partes el tema clave de la concertación.

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Desde que el PSOE inició los contactos, en la primavera pasada, la media docena de reuniones formales y otras bilaterales se han consumido en el intercambio de opiniones sobre la necesidad de concertar medidas para crear empleo. De una u otra forma, las partes condicionaron su respuesta a los proyectos de Presupuestos del Estado y a medidas de contratación, como resumen de política económica, que el Gobierno anticipó a grandes rasgos el 30 de julio y ampliará ahora.Según las diversas partes consultadas, desde entonces no se han registrado reuniones bilaterales ni cambios de actitud. Sin embargo, todos han considerado como un síntoma del intento del Gobierno en atraer a la CEOE hacia algún acuerdo el que la política monetaria, expansiva hasta desbordar la previsión más optimista sobre el aumento de dinero disponible en julio, haya vuelto a relajarse algo en las últimas semanas para facilitar la reducción de tipos de interés.

La patronal CEOE, que se ha convertido en la parte indispensable del acuerdo -el ministro de Trabajo declaró el pasado viernes que la ausencia de una organización, como CC OO, se ría superable, mientras que la de una de las partes completa requeriría otro tipo de acuerdo-, ha reafirmado su máxima prioridad en que las empresas dispongan de créditos y a menor precio En otras palabras, un sector público más austero, que reclame menos impuestos y absorba me nos recursos, pero sin mengua de su actuación como locomotora de la actividad.

No obstante, la CEOE sigue empeñada en contar también con trabajo más barato, en flexibilizar la contratación juvenil, incluso más allá del proyecto del Gobierno para elevar de un año a tres los contratos en prácticas, con exención de cuotas a la Seguridad Social.

Combatir el paro

El Gobierno plantea generar empleo, relanzando la inversión privada -debe pasar de tasas negativas a más del 7% anual-, así como suavizar la contestación social. Entiende que 1 a moderación salarial de medio punto (un 6,5% respecto al 7% de inflación para 1985), menor que la lograda durante 1984 sin pacto, no será lo importante, ni siquiera el fondo de solidaridad que pagarían las partes. Ofrece la participación de los agentes sociales en los Presupuestos y en el desarrollo de las recientes reformas legislativas (protección al desempleo, Estatuto de los Trabajadores y ley Orgánica de Liberad Sindical).Por su parte, UGT cree haber encontrado la oportunidad de influir más en la política gubernamental y desarrollar un papel de, apoyo crítico, que le configure como sindicato de los trabajado-, res y de los que buscan trabajo. De ahí su impulso a cambiar salarios por empleo o mayor cobertura al desempleo y su respaldo a un fondo de solidaridad que se nutría con aportaciones de las tres, partes y ascendería a unos 130.000 millones de pesetas. Desde posiciones más radicales, la CEOE y CC OO coinciden en querer modificar a su manera la política económica, aunque con la diferencia de que denuncian, al mismo tiempo, una simple operación de aval, de imagen gubernamental.

CC OO, satisfecha de haber, frenado la prisa del Gobierno, que en las últimas semanas ha dado también alguna esperanza de hablar de temas hasta ahora vedados (reconversión, Seguridad Social, etcétera), ha reafirmado como condición impresindible ese cambio de política, aunque está dispuesta a no levantarse de la mesa hasta el último minuto, según Marcelino Camacho. "Me gustaría", dijo, "aparecer en la televisión con Felipe González, Cuevas y Redondo para decir al país que puede salir de su situación de emergencia. Será posible si conseguimos que los frutos del crecimiento económico se destinen a inversión, en lugar de repartirlos entre salarios y beneficios, si los bancos destinan al mismo fin los casi dos billones de pesetas de depósitos especulativos, si hay reindustrializacion".

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