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CIENCIA

Reunión de científicos de EE UU, URSS y China sobre los efectos de la guerra nuclear

Científicos de China, Estados Unidos y la Unión Soviética, entre otros países, comenzaron ayer una reunión en la localidad italiana de Erice para reflexionar sobre las armas espaciales y el invierno nuclear que puede seguir a una conflagración bélica con armas atómicas. Estos encuentros científicos, ya en su cuarto año de vida, están patrocinados por el centro de cultura científica Ettore Majorana, que preside el profesor Antonio Zichichi, científico de prestigio internacional en la materia.Esta cuarta reunión científica cuenta como novedad con la adhesión de China, que envió una importante delegación, así como con la participación de numerosos científicos europeos. Joe Knox, máximo exponente de la investigación norteamericana sobre la guerra de las galaxias y sus armas, preside la delegación estadounidense, que comprende a científicos que trabajan en el laboratorio Livermore, el más importante de Estados Unidos sobre problemas relacionados con la defensa. El grupo soviético lo preside Mark Mokulski, director del Instituto de Genética Molecular de la Academia de Ciencias de Moscú.

Los temas sobre los que versará este encuentro científico son las consecuencias a escala mundial de un conflicto atómico entre las dos superpotencias, con especial referencia al denominado invierno nuclear, nuevos sistemas de defensa en el espacio y el examen de las nuevas formas de colaboración para construir la paz sobre bases concretas. En el seminario celebrado en 1983 se concluyó con un protocolo de acuerdo para la colaboración científica, mediante encuentros periódicos a fin de elaborar esquemas de cooperación entre Estados Unidos y la URSS con un objetivo final de paz. Firmaron ese protocolo, entre otros, el padre de la bomba de hidrógeno y consejero de Reagan, Edward Teller, y el profesor Eugenij Velichov, vicepresidente de la Academia de Ciencias de Moscú.

Al comienzo de la reunión de este año el presidente italiano, Sandro Pertini, envió un mensaje a los científicos reunidos en Erice en el que aboga por un "desarme gradual, pero recíproco y controlado". También el papa Juan Pablo, II, en un mensaje dirigido a los científicos reunidos, llamó la atención sobre las "graves consecuencias, para toda la humanidad, del uso de los ingenios nucleares".

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