'No encontré rosas para mi madre', el ruido de las nueces
Se encontraba tan desconcertado el cine español de 1972 que cualquier intento porsacarlo de su adocenamiento parecia una pica en Flandes. Entre la brutal censura y el peloteo de los productores más adictos y adinerados, los profesionales no sabían por dónde salir. De entre ellos, Rovira Beleta, que en sus años mozos había dirigido películas tan notables como El expreso de Andalucía y Los atracadores, tenía una preocupación: reanudar su vieja periodicidad laboral aunque fuera complaciendo la demanda.A sus 60 años, la visión que tenía de la adolescencia del momento era más literaria que real. Ayudado por varios guionistas, adaptó a la pantalla la novela de J. A. García Blázquez en una ingenua pretensión de convencer por el folletín lo que ya era disparatado en el original. El espejismo del texto se vio apoyado por el esfuerzo de la coproducción, que aportó en el reparto a Gina Lollobrigida, Danielle Darrietix, al entonces famoso Renaud Verley y a Concha Velascoy Maribél Martín, entre otros. El resultado, aunque técnicamente resuelto con la eficacia de su sólido oficio, no aportó mayor gloria a Rovira ni convenció a los espectadores.
Que ese nervioso muchacho enamorado de la- madre realice sorprendentes esfuerzos para lograr su atención e impedirle que comparta un romance con el inquílino que ha debido aceptar para obtener algún dinero, corre hoy el riesgo de aumentar el tremendismo que en su día hizo clamar a la mayoría de los críticos, sensibles al olvido del cine español por la realidad circundante. Corren hoy otros tiempos y los nuevos comentaristas parecen valorar lo contrario, lo que puede arrojar alguna sorpresa con la revisión de tan discutible filme.
No encontré rosas... se emite hoy a las 22.30 horas por la segunda.
