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Juegos de la 23ª Olimpiada de la Era Moderna

Michael Gross, una vida para la natación

El nadador de la RFA lucha esta tarde por ganar la primera medalla en 200 metros libres

Este joven, que procede de una familia acomodada de Offenbach, al lado de Francfort, va al instituto en Porsche; no quiere saber nada de novias y discotecas, de todo aquello que le distraiga de la natación; es el terror de los funcionarios deportivos y periodistas por su carácter hosco y reservado, aunque sus compañeros de natación le ven como un camarada más y le pusieron el mote de Albert. Todo surgió porque Gross no quería que los cazadores de recuerdos le quitasen sus utensilios de natación y escribió sobre cada cosa el nombre de Albert, para pasar inadvertido.Cuando un periodista le preguntó qué desayunaba Gross respondió: "Eso es asunto mío y no le interesa a nadie". Cuando le eligieron "mejor deportista de la RFA", Gross se negó a recoger el premio y se fue a la cama en vez de asistir al baile de gala, porque al día siguiente tenía que competir.

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Muchos aficionados de la RFA quieren ver en Gross al heredero del legendario Mark Spitz, el norteamericano que ganó siete medallas en los Juegos de Múnich en 1972. Gross no tiene mucha estimación por Spitz, a quien sólo admira como nadador, porque -como declaró a la revista Stern- "hace seis años estuvo en Offenbach, cuando yo tenía 13 años, y era el mejor nadador del año. Él entró en la piscina y saludó con cara radiante a todos los representantes oficiales, y ni dirigió la mirada al pequeño Gross".

Odia a la Prensa, pero quiere ser periodista

Su aversión hacia la Prensa la explica Gross con sus experiencias de "cuando tenía 15 o 16 años y empecé a lograr buenas marcas; me di a conocer y empezaron a llover sobre mí reporteros y comencé a recibir llamadas de periódicos y revistas, que querían saberlo todo. Yo me dije: 'Esto no puede ser y hay que acabar con ello'. Veían en mí al superhombre y no a un chico de 16 años". Curiosamente, el nadador, a quien espera al regreso de Los Angeles el servicio militar, quiere ser periodista.

Gross parece encontrarse en gran forma, aunque los primeros días en California tuvo los inevitables problemas de aclimatación. Sólo los nadadores norteamericanos pueden resultar un peligro a la hora de cosechar las medallas.

En Europa, Gross no tiene rival, como quedó claro en los Campeonatos Europeos de Roma en agosto de 1983, donde conquistó cuatro medallas de oro y batió tres marcas mundiales -200 metros libres, 200 metros mariposa y relevos 4x200 metros libres- y la europea en 100 metros mariposa. El pasado 8 de junio, en Múnich, en los Campeonatos de Natación de la RFA, Gross volvió a batir su marca mundial en 200 metros libres, con un tiempo de 1.47,55.

En la misma competición Gross recuperó el récord de Europa de 100 metros mariposa, que le había arrebatado el alemán oriental Thomas Dressler, y logró un tiempo de 53.78. En Múnich, Gross ganó cuatro títulos nacionales, batió su marca mundial en 200 metros libres, la europea en 100 metros mariposa y logró el mejor tiempo del año, en 200 mariposa, con 1.57.49, que hasta aquel día eran la segunda mejor marca mundial, sólo superada por él mismo en los europeos de Roma, con 1.57.05.

Casi en plan de broma, Gross nadó en Múnich los 400 metros libres y consiguió el campeonato, y batió la marca de la RFA en una especialidad en la que no piensa competir en Los Ángeles, a pesar de que -debido a la ausencia de Vladimir Salnikov y Sven Lodziewski- podría haber tenido posibilidades de lograr una medalla. Lo de los 400 metros libres en Múnich fue para el campeón "sólo una propina".

La extraordinaria forma y los resultados conseguidos en Múnich los atribuye Gross a que "desde el mes de enero no he tenido el menor problema de salud y, a pesar de toda la carga, me pude concentrar en la preparación de mi examen de la prueba de madurez, pero en realidad no esperaba conseguir todavía esta puesta a punto. En 100 metros mariposa no tenía todavía la velocidad: básica para recuperar el récord de Europa, y en la marca mundial de 200 metros libres nadé con todas mis fuerzas".

El ordenador se equivocó

No da importancia Gross al hecho de que su marca rompiese el pronóstico establecido por un ordenador, que había previsto un tiempo de 1.47.67 para Los Ángeles. El dato le parece "interesante, pero sólo es un juego. Quién sabe cómo serán las condiciones exteriores en Los Ángeles, donde quizá gana uno con sólo 1.48".

El periodista Urich Schroeder describe al nadador y dice que "sus pantorrillas escuchimizadas se convierten en violentas aletas. Los brazos agarran el agua como si quisieran destruirla y hacerla más líquida. Desde las caderas se arquea y ondula todo el cuerpo, que expresa armonía, elegancia, fuerza y velocidad en una forma perfecta".

Sus dos metros de estatura y los 80 kilos de peso le permiten hacer un largo de piscina de 17 brazadas, para lo que otro nadador necesita 23. Mientras está nadando, Gross no piensa en nada, la cabeza está vacía, "porque no tengo tiempo para pensar". El entrenamiento, que para cualquiera sería una tortura, le produce placer. "Hay infinidad de programas de entrenamiento y yo nunca he repetido el mismo. Creo que podría nadar durante 20 años y nunca me aburriría el entrenamiento".

Gross nada porque "me divierte" y éste es el motivo esencial. Él no podría practicar un deporte en el que la valoración dependa del juicio subjetivo de unos jueces. "En la natación no hay árbitros que hacen trampa. Aquí sólo cuenta el tiempo". Tampoco le agradaría el fútbol: "Imagínate que lanzas un pase perfecto y el otro falla lamentablemente. No, yo prefiero guisármelo yo mismo".

A Gross le indigna la poca vergüenza de algunos deportistas, que se alegran del boicoteo de los países del Este, porque esto les da mayores posibilidades de conseguir medallas. "Yo estoy horrorizado de la falta de conciencia de algunos deportistas y funcionarios".

Él aspirante a la gloria olímpica no se considera una persona adulta, "porque, según mi definición, nadie es realmente adulto, porque esto significa no tener más sueños, no tener más deseos, haber concluido. Por eso, ser adulto significa para mí algo absolutamente triste y sin atractivo. El que haya leído el libro La historia interminable me comprenderá".

Gross, un superman contra su voluntad, se entrena en las proximidades de Los Ángeles para sus seis competiciones y algunos esperan que consiga cinco medallas. Lo importante -dice su entrenador, Hartmund Oeleker- es conservar la calma.

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