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BRICOLAGE

Parapetos de estío

A salvo del viento, a salvo del sol

Cuando la brisa se convierte en vendaval y el sol quema, en lugar de broncear hay que tomar medidas. Este toldo que proponemos puede ser una de ellas. Se trata de una lona de algodón fina (como la tela de las tiendas de campaña, o bien de náilon), que se puede emplear tanto como toldo para el sol como de biombo paravientos. Las dimensiones pueden variarse según las necesidades, pero debe tenerse en cuenta que cuanto más grande sea el toldo más dificil será controlarlo en caso de viento fuerte. Nosotros aconsejamos que la longitud sea de 1,5 metros de ancho por 3 metros del largo. Para poder sujetar a la tela los palos cuando se emplea como paravientos, haga dos dobladillos, uno a cada extremo y a todo lo largo del metro y medio del ancho de la lona. Estos dobladillos deben ser suficientemente amplios como para que quepan unos palos de dos centímetros de diámetro. A continuación, y repartidas por la longitud de la lona, cosa dos tiras para formar dos bolsillos alargados donde se puedan meter dos palos más. De esta manera puede cerrarse el paravientos a voluntad según se quiera estar más o menos abrigado.Los palos para montar la lona en vertical pueden ser de una pieza o desmontables. Deben medir 1,80 metros aproximadamente, de modo que puedan clavarse un poco en el suelo. Deben sobresalir también por arriba para poder sujetar los tensores en los extremos, que mantendrán el paravientos erguido. Pueden hacerse de madera o de caña. Afílelos ligeramente por abajo, para que se puedan clavar fácilmente en el suelo, y ponga a unos 5 centímetros del extremo superior una escarpia roscada, que servirá para enganchar en ella los tensores.

Con todo esto hecho ya se puede montar el paraviento. Meta los palos en sus bolsillos y clávelos en el suelo (no hace falta hundirlos mucho, porque lo que sujeta todo son los tensores). Haga los tensores con cuerda de nailon fuerte, y para poder tensarlos bien póngales las piececitas que se usan en las tiendas de campaña para ese fin. Haga un bucle en un extremo y páselo por la punta superior de los palos, enganchándolo en la escarpia; así la cuerda no resbalará hacia abajo. En los palos del centro no hace falta poner tensor por cada lado del pavimento, sino solamente por fuera.

Si desea que los palos sean desmontables, córtelos en dos o en tres partes; compre un tubo de latón del mismo diámetro que el de los palos y córtelo en trozos de unos 15 centímetros y encaje luego cada trozo hasta la mitad en uno de los extremos a unir y fijelo con un tornillo. Así quedará un trozo de tubo libre: para encajar el otro trozo de palo (o caña).

Para usar la lona como toldo

Cosa en las cuatro esquinas de la lona unos refuerzos del mismo tejido o de lona fuerte. Ponga luego en las esquinas (dejando libre el dobladillo donde se meten los palos) cuatro ollaos u ojetes metálicos remachados y ya está. Para montar el toldo pase por los ollaos los extremos de los tensores, clave los cuatro palos en el suelo y sujete el toldo haciendo pasar las cuerdas por las escarpias de los palos.

Para los campestres

Un toldo de este estilo, con los palos más cortos, es lo más ligero que se puede llevar en la mochila cuando se quiere un abrigo para acampadas a pelo: resguarda del rocío, y si se hace de lona impermeable libra de chaparrones o de suelos húmedos, según se ponga encima o debajo del saco de dormir.

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