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XIV Juegos Olímpicos de Invierno en Sarajevo

El secreto está en la cera

Antonio Guerrero

La cera aplicada a las suelas de los esquís ha permitido ganar muchas medallas y también perderlas. La elección de la cera idónea es una de los principales problemas de los esquiadores, tanto de los nórdicos como de los alpinos. De ello depende el mayor deslizamiento de los esquís y su mayor manejabilidad.En un principio, los pioneros de este deporte daban cera a los esquís para que la nieve no se pegara a las suelas, al ser éstas de madera y empaparse rápidamente. Enseguida vieron que, además, la cera les permitía un deslizamiento más rápido y suave.

Actualmente, la elección y aplicación de la cera sobre las suelas de los esquís es una de las preocupaciones en la alta competición. Una equivocación en la cera para un descenso puede retrasar al esquiador varias centésimas de segundo y privarle de una victoria.

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Los equipos poderosos cuentan con auténticos alquimistas en cuestión de encerajes, que guardan celosamente sus conocimientos sobre mezclas y cantidades. Concretamente, en los Juegos Olímpicos de Sapporo, (Japón) en 1972, el equipo suizo de descenso contrató a técnicos en frío para que analizaran con meses de antelación la nieve de esa localidad (con mucha sal en su composición al estar las pistas cerca del mar) para así encontrar la cera ideal. Los suizos obtuvieron las medallas de oro y plata en el descenso masculino y de la de oro en el femenino.

En esquí de fondo los expertos cuentan con unos termómetros especiales con los que van tomando la temperatura de la nieve en distintos puntos del recorrido y así poder elegirla cera. Ésta, además, se deberá aplicar sobre las suelas en forma de capas superpuestas, con el fin de que los esquís deslicen sin problemas en los llanos y descensos, pero que no deslicen hacia atrás en las subidas.

La aplicación de la cera se puede realizar por calor (con una especie de planchas de gas o eléctricas), fundida (aplicándola con una brocha) o directamente por frotación. En fondo, las más empleadas son las llamadas popularmente "de tubo" o blandas, que se aplican con la mano o con una plancha, y las "de bote", o duras, que se aplican con la ayuda de un corcho. Las blandas se utilizan en nieves duras (de cero grados, a nieve aguada) y las duras, en nieve blanda (de 2 grados hasta -30º).

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