Sobre el cupo navarro
El cupo navarro, la cantidad que Navarra paga a la Administración central del Estado, no tiene nada que ver con el nivel de sus competencias reales, dice el autor de este trabajo, ni con la lógica financiera que se utiliza en el resto de las comunidades autónomas. Navarra paga al Estado 5.300 millones de pesetas al año, siendo así que debiera pagar 31.146 millones, dado el trato de las restantes autonomías y el nivel de las competencias asumidas.
Es como una falsa moneda que recorre de mano en mano los pasillos de la Administración sin que nadie se la quede. Todo el mundo habla de ella, pero nunca sale a la opinión pública. Se discute del Fondo de Compensación Interterritorial y su reparto entre las diferentes. comunidades autónomas, y nadie explica lo que se va a hacer con el caso navarro. Se reúnen los consejeros de las comunidades autónomas en el Consejo Económico-Fiscal para tratar de la valoración de las competencias transferidas, y todo el mundo mira de reojo al representante navarro. Y es que la cosa está muy clara; desde hace años es evidente que el cupo navarro no tiene nada que ver con el nivel de competencias real de ese antiguo reino, y no corresponde en absoluto a la lógica financiera que en materia de transferencias y cálculo de cupos se utiliza para las otras comunidades autónomas, en particular para la comunidad autónoma vasca.Quizás al principio la cuestión estaba más o menos justificada, yaque era uno de los típicos problemas dejados por Franco, que siempre estuvo muy agradecido a los caciques navarros que tan eficazmente le sirvieron en 1936. Además, parecía que Navarra iba a incorporarse a la comunidad autónoma vasca, y en ese contexto se procedería a regularizar su situación en el nuevo Estado de las autonomías. La cosa empezó a complicarse cuando los navarristas, con el apoyo del PSOE, consiguen frenar el proceso integrador en el, País Vasco y apuestan por la autonomía uniprovincial. En esta situación es fácil de imaginar que nada menos oportuno para la derecha navarra que explicar a sus electores que Navarra podía ir sola, pero que para eso tenía que hacer frente a un cupo cuatro -o cinco veces superior al que venía pagando al Estado.Así pervivió el mito de la autonomía provincial. El Estado se hacía el loco con la situación de Navarra y señalaba, año tras año, unos cupos absolutamente ridículos que inflaban artificialmente el presupuesto operativo de Navarra. Baste saber que si en el año 1970 el cupo, es decir, la aportación de Navarra al Estado, suponía casi el 30% del presupuesto total de Navarra, en el año 1982 ese porcentaje había disminuido a menos del 11 %. O, si se quiere, como recientemente recogía la Prensa navarra, que, si en esos 12 años el presupuesto de Navarra se había multiplicado por 13, el cupo pagado al Estado sólo lo había hecho por cinco. Este gigantesco regalo de miles de millones de pesetas anuales, que las pagamos todos, permite a la derecha navarra ocultar su incapacidad política y, a través de una política de gasto paternalista, perpetuarse en el poder.
Una estrategia: aplazar
Un ejemplo de esa estrategia se produce a finales de 1982, cuando el Gobierno central y navarro esbozan unas negociaciones para fijar la nueva metodología del cupo. Con las elecciones a la vista, UCD decide dejar para mejor oportunidad tan espinoso problema, y, una vez aprobada la llamada ley de Amejoramiento del Fuero Navarro, se celebran elecciones, con el resultado de todos conocido: que el PSOE sustituye a UCD en Madrid y que el PSOE y la derecha navarra están prácticamente empatados en Navarra, hasta tal punto que aún hoy no han sido capaces de formar Gobierno ni los unos ni los otros.
A cualquiera que haya oído hablar al PSOE con apelaciones grandilocuentes a la solidaridad, a la justicia comparativa, a la lucha contra los, privilegios, etcétera, a propósito de la LOAPA, le parecería obvio que el nuevo Gobierno tenía que enfrentarse con el, problema del cupo navarro. Pues bien, no lo hizo en el presupuesto de 1983, que podía explicarse por ser un presupuesto de transición casi realizado por UCD, ni en el de 1984. Es curioso comprobar cómo el Gobierno dedica más de siete páginas de la memoria para justificar los 74.784 millones de la comunidad autónoma vasca y, por el. contrario, no dedica ni una sola línea para explicar los 5.300 míllones del cupo navarro. ¿Hace falta mayor prueba de la desairada situación en que se encuentra el Gobierno socialista?
Nosotros hemos hecho una estimación del cupo navarro siguiendo estrictamente la metodología del Gobierno para la comunidad autónoma vasca, y los resultados son elocuentes. Aun en el caso de que Navarra tuviera el mismo nivel de competencias que la comunidad autónoma vasca, su cupo debería ser de 21.146 millones de .pesetas, pero- como es obvio que su nivel de competencias es muchísimo menor (le faltan competencias tan caras como la educación, la vivienda ... ), su cupo debería aproximarse a los 31.146 millones de pesetas. Es decir, que debería pagar entre cuatro y seis veces más que en la actualidad.
Así se comprende que la derecha navarra saltase como un rayo el otro día en la discusión del presupuesto. El señor Aizpún, arrogándose personalmente la representación de Navarra de modo injustificado, dijo que nuestras afirmaciones eran una calumnia. El señor Boyer negó que ellos siguiesen tolerando esta operación con la finalidad de dar un balón de oxígeno a una autonomía uniprovincial absolutamente inviable fuera de la comunidad autónoma vasca. Pero ni uno ni otro son capaces de rebatir nuestras cifras con datos.
Quienes siempre hemos soñado con una Navarra unida a sus hermanas vascas y viviendo de la realidad y no de las subvenciones centralistas, hemos tirado de la manta. Los vendedores de falsos proyectos separatistas y de vacías proclamas éticas tienen la palabra.
Juan María Bambís Molet es diputado de Euskadiko Ezkerra por Guipúzcoa.
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