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La Internacional Conservadora

La semana pasada se fundó en Londres la Unión Demócrata Internacional (IDU), bautizada desde los comienzos con el nombre que seguramente recibirá en el futuro en todos los medios de comunicación: la Internacional Conservadora. Por mucho que sus socios intenten rehuir todo mimetismo de su operación con la existente desde hace años, Internacional Socialista, no cabe duda de que la razón de fundación de este segundo club está inspirada en la experiencia del primero.El internacionalismo ideológico tiene un origen izquierdista, y sin necesidad de recurrir al Manifiesto comunista y al "proletarios del mundo, uníos", basta con ver cómo en época mucho más reciente los socialismos europeos han mantenido contactos regulares y se han organizado en un colectivo que sirve cuanto menos como caja de resonancia de lo que hacen unos y otros.

Del mismo modo que Brandt, Mitterrand, Palme, González, Soares, Kreisky... han estado colaborando mutuamente, consultándose ante las cuestiones de interés general referidas a los más diversos conflictos y se han apoyado en las campañas electorales, incluso con asistencia física a mítines en muchos casos, ahora los conservadores pretenden hacer lo mismo.

No faltan nombres conocidos y dirigentes populares en este grupo. Grandes democracias, como Estados Unidos, Alemania Occidental, Reino Unido, Japón, tienen al frente líderes conservadores. A la misma reunión fundacional, celebrada en Londres, a la sombra de los últimos éxitos de Margaret Thatcher, han acudido políticos relevantes, algunos de los cuales están en el Gobierno y otros en cabeza de la oposición de sus respectivos países. Junto a la premier británica, en la lista estuvieron Georges Bush, Helinut Kohl, Jacques Chirac, Susumu, Nikaido y Manuel Fraga, entre otros.

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Las dos internacionales representan puntos de vista distintos y en ocasiones opuestos a cómo debe conducirse la gestión de los negocios públicos en cada país. Mientras el socialismo confiere al intervencionismo estatal en la economía un papel básico para una mejor ordenación de los recursos, la política conservadora propone recortar hasta donde sea posible este dirigismo y confiar en las reglas de la iniciativa privada y del mercado.

Barcelona, 27 de junio

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