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Francia insiste en reclamar su papel de abanderado de la candidatura española en la Comunidad Económica

La mejora del clima en las relaciones hispano-francesas, ancladas durante años en el conflicto, la nueva cooperación antiterrorista y sus perspectivas, el ofrecimiento de medidas de seguridad a los camiones españoles sobre territorio galo, la actitud favorable a España que París anuncia para la cumbre de la CEE en Stuttgart, la decisión de proceder de acuerdo respecto a Guinea Ecuatorial, el planteamiento de una declaración del Parlamento Europeo en apoyo de la misión de paz para Centroamérica del grupo de Contadora, y el respeto a la actitud que el Gobierno socialista adopte sobre la OTAN, fueron las cuestiones básicas del inventario de respuestas del primer ministro francés, Pierre Mauroy, en conferencia de prensa conjunta con el presidente del Gobierno, Felipe González a las 16 horas de ayer, antes de emprender viaje de regreso a su país.

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Un encuentro personal con repercusiones políticas

El encuentro con los informadores, de una hora de duración, concluyó minutos antes de las 17 horas y constituyó el último acto de la estancia en España del primer ministro francés, que ha permanecido sobre suelo ibérico 29 horas. Inmediatamente después, acompañado del presidente González, Mauroy y sus asesores llegaron hasta la escalerilla del avión donde tuvo lugar la despedida, en el ambiente desprovisto de protocolo que ha rodeado el encuentro de domingo y lunes.La conferencia de prensa se inició con unas palabras de Felipe González llenas, de amabilidad para su huésped, que fueron correspondidas por este con los mayores acentos amistosos y en correcto francés. Una eficiente intérprete ofreció la traduccción rápida y fidedigna en una y otra dirección, lo que constituyó una sorpresa para todos, habida cuenta de las traiciones recientes en ocasiones análogas con motivo de las visitas del belga Leo Tindemans, en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y del francés André Chandernagor, en la secretaría de Estado para las Relaciones con la CEE. La premura de tiempo hizo que el presidente español propusiera a todos el ahorro de la traducción si la comprensión por parte del auditorio se estimaba suficiente. Así se hizo.

La disposición en el estrado de la sala, de izquierda a derecha empezaba por el embajador francés, Pierre Guidoni, a su lado Pierre Mauroy, después Felipe González y, por último, el ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer. Dos ausencias brillaban: la del ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, retenido en una sesión preparatoria de las negociaciones hispano-marroquíes, abiertas con la presencia ayer en Madrid de tres ministros de Rabat, y la del embajador español en París, Joan Reventós, que hubiera podido beneficiarse de una cierta intimidad con el entorno del primer ministro francés durante estas jornadas.

En cuanto a las respuestas, se ajustaron a los patrones usuales. Pierre Mauroy insistió en reclamar para Francia el papel de abanderado de la candidatura española en la CEE, y desvió hacia quienes bloquean la reforma de la política agrícola común y rechazan el aumento de los recursos propios de la Comunidad toda la responsabilidad del retraso en la adhesión. El primer ministro francés se inclinó por la determinación, en Sttutgart los próximos días 17, 18 y 19, de unas orientaciones y unos plazos para que una nueva cumbre en seis meses pueda, superar la actual crisis.

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Cooperación antiterrorista

Un periodista inquirió sobre la cooperación antiterrorista, y Pierre Mauroy inició su respuesta señalando que "el problema vasco es un problema español". Luego, el primer ministro francés se refirió al trabajo de entendimiento entre los ministros del Interior, aludió a los resultados ya obtenidos y declaró que Francia no acepta que en su territorio se realicen actos inaceptables para España, y que no vacilan en sancionar a aquellos que sobre suelo francés no se comportan adecuadamente.

El presidente del Gobierno español añadió que habían abordado la cuestión del terrorismo y la necesidad de terminar con unas acciones que amenazan el derecho humano a la vida, que coaccionan la libertad y que van contra la consolidación de la democracia. Se mostró de acuerdo en la mejora experimentada por la cooperación en este campo y decidido a continuar en esa línea convencido de que la materia precisa más de acciones concretas que de opciones espectaculares.

El primer ministro francés se abstuvo de emitir la opinión que se le requirió acerca de la situación y el futuro de España en la OTAN. A otro periodista le respondió que fácilmente podría imaginar su reacción ante la compra de los F18 norteamericanos para el programa FACA, y reiteró enfáticamente su declaración reciente en la Asamblea Nacional francesa acerca de las agresiones a los camiones españoles -17 de los 200.000 que han circulado por las rutas galas-, precisando la posición contraria a la violencia y la decisión de combatirla con todas las medidas a su alcance.

En cuanto a las acciones conjuntas hispano-francesas en la escena internacional, Mauroy aseguró que en Guinea Ecuatorial, Francia no hará nada sin el acuerdo de España. Y en los términos mas encendidos subrayó su coincidencia con los análisis de Felipe González acerca del proceso democratizador de algunos países sudamericanos y la improcedencia de contemplar el conflicto centroamericano bajo el prisma de la confrontación Este-Oeste. El primer ministro francés propugnó un mayor apoyo europeo a la misión de paz del grupo de Contadora y sugirió la posibilidad de que el Parlamento Europeo se pronuncie próximamente en esa misma dirección.

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