Los contrabandistas están muy nerviosos ante el incremento de la vigilancia
Dos embarcaciones fueron capturadas el viernes pasado en aguas de Bayona (Pontevedra) con tabaco de contrabando por valor de 16,5 millones de pesetas, y sus cinco tripulantes detenidos y puestos a disposición del juez en Vigo. Otras dos lanchas fueron perseguidas ayer, una en las cercanías de la isla de Ons y la otra en aguas de Villagarcía de Arosa, aunque estas pudieron escapar.
La guerra del contrabando no cesa en la provincia de Pontevedra, por la que entra el 80% del tabaco introducido ilegalmente en España, y el espionaje mutuo de movimientos entre los contrabandistas y quienes les combaten hace que la situación se vuelva cada vez más tensa. Los jefes de la mafia dan muestras de nerviosismo ante la evolución de los acontecimientos, mientras las autoridades han emprendido una amplia operación, que podría afectar al menos a quinientas personas, para cortar la expansión de las organizaciones ¡legales en la zona.Tras los espectaculares golpes al comercio clandestino de finales de mayo pasado, con la captura de dos mercantes de bandera panameña, el Cedar y el Tessa, que llevaban tabaco valorado en 1.366 millones de pesetas, gran parte de las cajetillas disponibles en el mercado negro desaparecieron de la circulación, su precio subió notablemente -165 pesetas por la de Winston americano- y los contrabandistas más conocidos cesaron en su ostentación de grandes automóviles y "signos externos" de fuerza. Veintisiete guardias civiles arrestados, diecinueve tripulantes de barcos extranjeros detenidos y procesados -dos de estos últimos consiguieron escapar y aún no han sido hallados- y los cinco españoles interceptados en Bayona constituyen hasta ahora el balance de detenidos.
Sin embargo, fuentes oficiales consideran "inminente" la realización de nuevas detenciones. La amplia investigación abierta al respecto por distintos organismos -juzgados de instrucción, fuerzas de seguridad del Estado y autoridades fiscales- podría afectar al menos a quinientas personas, aunque no es cierto, contra los rumores hasta ahora circulados, que los alcaldes de la zona más afectada -El Grove, Villanueva de Arosa y otros- hayan sido llamados a declarar por la autoridad gubernativa hasta el momento.
Mientras tanto, la depuración de responsabilidades en la Guardia Civil prosigue a fuerte ritmo, aunque en medio de una total reserva informativa. Un capitán y un sargento de este Cuerpo, afectos a la comandancia de Pontevedra, han quedado disponibles forzosos, aunque oficialmente no ha sido posible confirmar su relación directa con este caso. Lo único que se sabe es que los interrogatorios a los guardias detenidos -entre los que figuran las dotaciones completas de los puestos de Cuntis, que es un cruce de carreteras, y de El Grove, situado en la desembocadura de la ría de Arosa- han proporcionado abundante información y constituyen una de las piezas clave en el desentrañamiento de la maraña del contrabando.
Las Rías Bajas y costas cercanas, recortadísimas y plagadas de islas, constituyen cada noche el escenario de una sorda batalla entre contrabandistas y representantes de la autoridad. Prácticamente no pasa noche sin que uno u otro grupo de la mafia del tabaco trate de obtener mercancía y de distribuir la por distintos puntos de la costa, a pesar de la intensificación de las labores de vigilancia. Los servicios aduaneros, en el mar, y la Guardia Civil, en tierra, tratan de oponerse al comercio ilegal, con medios que ellos juzgan inferiores a los que es tán en poder del contrabando. Dos de las tres lanchas aduaneras que operan en Vigo, precisamente las más rápidas, han sido aprehendidas a los contrabandistas, y estos vigilan los movimientos de las patrulleras con una eficacia considerable; es decir, en esta lucha se rompen algunos esquemas: el ejército legal se abastece de medios de combate en gran parte gracias a los golpes que consigue dar al ilegal, en lugar de ocurrir al revés.
En una noche cualquiera
En la madrugada del sábado, este periódico fue testigo directo de lo que sucede en una noche cualquiera de patrulla. A la altura de la isla de Ons se produjo el primer encuentro con el enemigo, en forma de lancha de tipo medio, que huyó a endiablada velocidad y consiguió eludir la persecución de la patrullera. Nuevas comunicaciones con la base permitieron determinar que había movimiento por la ría de Arosa, y pronto la tripulación fue informada de que parecía probable que las emisoras contrabandistas daban la posición aproximada del barco de la autoridad aduanera. Cuando esto ocurría, vuelta atrás inmediata para ver si se habían escondido entre las bateadoras de mejillones o en cualquier otro punto de la costa.
En la negrura nocturna de las Rías Bajas, contrabandistas y aduaneros se la juegan frecuentemente. A bordo de rapidísimas planeadoras -lanchas que, apenas tienen otra cosa que una plataforma y tres o cuatro potentes motores fuera borda- los hombres al servicio de la mafia, se juegan el pellejo, literalmente, cuando salen de estampida ante la aproximación del control. "Son buenos marinos y tienen mejores medios que nosotros", reconocen los hombres del servicio aduanero. A su vez, estos salen, casi cada noche, a recorrer su zona de cobertura en seguimiento de las pistas disponibles o a ver si la casualidad permite hacer alguna captura.
"Ellos no se detienen nunca", explica el capitán de esta patrullera, "y su arma es la velocidad: sus embarcaciones tienen mayor potencia que las nuestras y por eso fallan varias persecuciones. Todos los apresamientos que hacemos suelen ser al abordaje, porque ellos no se detienen nunca, ni aunque estemos, encima". En una de las persecuciones presenciadas, entre saltos y virajes en todas direcciones, puede apreciarse que la lancha avistada momentos antes se convierte en el radar en un punto lejano pese a que la embarcación aduanera ha utilizado toda su potencia.
Todo parece indicar que esto va a cambiar, y de hecho, las nuevas autoridades de la provincia de Pontevedra trabajan en dicha dirección. Informes oficiales, a los que ha tenido acceso este periódico -preparados para montar el plan de lucha contra el contrabando- valoran muy negativamente la ausencia de estrategia combinada entre las diversas fuerzas encargadas de la represión del contrabando, así como una obsesión casi exclusiva por el asunto del tabaco. Hay otros tipos de comercio ilegal, como drogas, armas, divisas y otras mercancías. Estos informes califican de "actitud ingenua frente al contrabando" la observada hasta ahora hacia dicho fenómeno, lo cual ya es decir bastante. Pero la cuestión técnica de la represión y de la coordinación de medios, con ser importante, no es la única: lo más problemático es que el contrabandista vive en esta zona casi como pez en el agua y en realidad se trata de una actividad más o menos aceptada en ciertos sectores sociales. Pero de esto hablaremos más adelante
Guerra de comunicaciones
Los contendientes de esta batalla mantienen objetivos evidentemente diferenciados: las autoridades pretenden acabar, o al menos controlar, un comercio ilegal que supone para el Estado la pérdida de 30.000 millones de pesetas anuales, y representa una amenaza potencial para la entrada o salida ilegal de mercancías mucho más peligrosas que el tabaco. Por su parte, los contrabandistas, bien organizados desde hace décadas y especialmente reforzados en los cinco últimos años, intentan mantener las redes clandestinas, a las que se encuentran vinculadas, solo en la ría de Arosa -la zona más activa del contrabando- no menos de 4.000 familias, es decir, entre 15.000 y 20.000 personas.
El espionaje mutuo de movimientos da a esta lucha el aspecto de una pequeña guerra entre servicios secretos. Personas comprometidas en la denuncia del tráfico ilegal reciben algunas informaciones sobre la ocultación de lanchas, utilizadas para el comercio ilegal, que hasta hace unas semanas eran visibles para todo el mundo en los puertos de la ría. Se da noticia de lugares donde hay reuniones de los jefes de las principales bandas -existen tres bien localizadas, amén de otros escalones de menor importancia- e incluso de rumores de enfrentamientos entre los que están dispuestos a desafiar al Gobierno y los que temen las consecuencias negativas de esta actitud. Las zonas de Villanueva, Villargarcía y Cambados, bases notables del contrabando, registran una inusitada falta de movimientos de personas que tradicionalmente han hecho ostentación de sus grandes automóviles, pero desde todas partes no cesa la actividad radiotransmisora de los contrabandistas, al tiempo que dirigen el movimiento de sus embarcaciones y vehículos en tierra.
Las cosas han llegado a un punto en que el contrabando admite pocas neutralidades. En pueblos que tienen unos pocos miles de habitantes todo se sabe y los asuntos están claros. Denuncias anónimas han permitido a las Fuerzas de Seguridad del Estado la captura de una serie de alijos no muy importantes, pero frecuentes: en la última semana, un camión en Vilaboa, un par de coches -uno de ellos, tras persecución policial y disparos al aire- y fuertes filtros en las salidas de Galicia hacia el interior de la península, que dificultan la libertad de movimientos de los contrabandistas.
A ello cabe sumar la vigilancia constante del servicio aduanero, uno de cuyos últimos frutos es el apresamiento de las dos embarcaciones antes citadas el pasado viernes. Un avión, también del citado servicio, trabajó en días anteriores para localizar al barco nodriza del que se habían surtido las citadas planeadoras, y ello facilitó el encuentro de las mismas. Para ilustrar la dificultad de los movimientos actuales del comercio ilegal, puede decirse que el citado barco nodriza estaba en aguas de Portugal, y que las planeadoras tuvieron que hacer el camino desde Oporto hasta Bayona, con su carga y tripulación, llegando a la altura de esta ciudad en condiciones tan lamentables que facilitaron la tarea de las autoridades. Sin confirmación oficial, al menos en las fuentes de esta zona, parece que al menos seis barcos mercantes han estado en distintos puntos de la costa española durante la pasada semana, para abastecer de tabaco a diferentes zonas. La mayor vigilancia en Galicia obliga a dichos transportes a situarse en las aguas cercanas a Portugal, para precaverse contra nuevas operaciones de la Armada y del servicio aduanero español.
Baja de precios
Aún así, las redes del contrabando penetran todavía las redes de control. Un indicio de ello es que los bares, quioscos de prensa, pequeños comercios y vendedores ambulantes están abastecidos de nuevo de género y se nota una cierta baja de precios. Bien es cierto que algunos lugares ya venden sólo a "personas conocidas" y que gente normal y corriente describe los apresamientos como "un atraco". Es tan habitual pedir un café como cajetillas sin el sello de Tabacalera. Así pueden darse anécdotas como la de una quinceañera que se acercó a la barra del restaurante pontevedrés donde el gobernador de la provincia firmaba la nota de un almuerzo y con la mayor tranquilidad preguntó "¿hay Winston?" La familia propietaria contestó casi a coro "no, no hay nada", mientras el gobernador terminaba de firmar la nota de gastos exactamente al lado de la muchacha.
En este ambiente, nada tiene de extraño que la actitud de las Fuerzas de Seguridad del Estado -más rigurosa que antes- haya tropezado con la resistencia e incluso la hostilidad de muchas personas. El gobernador acaba de autorizar el uso de medios antidisturbios para hacer frente a situaciones de este tipo, al considerar -necesario un incremento de medios sin recurrir a las armas de fuego real más que en caso de extrema gravedad, que hasta ahora no se han producido. Pero también es creciente el número de personas que se manifiesta claramente en contra de las mafias, y todo ello se produce en un marco social y político que merece un análisis detallado.
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