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Julián de Zulueta, de médico tropical a alcalde

Tras conseguir erradicar el paludismo en Pakistán y Afganistán, recaló en Ronda, donde ha sido elegido alcalde

Este chamberilero enjuto, sobrino de Julián Besteiro e hijo de un ministro de Azaña, ha recorrido mucho mundo antes de llegar a Ronda. Primero por la carrera diplomática de su padre y luego por su apasionada dedicación a la medicina tropical. El caso es que ha dado muchas vueltas hasta que, ya cumplidos los sesenta, recaló en Ronda, una ciudad sin duda distinta, enclavada en un entorno también distinto. Aceptó cambiar su vida de investigador y erudito por la de alcalde para defender a esa ciudad y esa sierra de sus respectivos enemigos naturales: la especulación y el Icona.

Julián de Zulueta tiene hoy 65 años y un magnífico caserón en Ronda, hasta donde ha transportado miles de libros y unos cuantos recuerdos exóticos de su largo pasado. Tiene también una tarea de investigación medio abandonada, la relación entre la medicina y la navegación, tema del que habla apasionadamente. Ha encontrado, al cabo de muchos años de trabajar fuera de España, la necesidad de hacer algo por el país en el que nació y sobre el que no ha vivido mucho tiempo. Y ha pensado que entre las muchas causas que España le podía ofrecer, Ronda, sin duda, era una de las que más merecían la pena.Hasta ahora la preocupación política no le había arrastrado, a pesar de que tiene importantes antecedentes en su familia. Julián Besteiro estuvo casado con una hermana de su madre, y por carecer de hijos tuvo una relación muy directa con él. Hoy, Julián de Zulueta conserva la carta en la que Besteiro anunciaba a su mujer su decisión de quedarse en Madrid tras la entrada de los nacionales, aun a sabiendas de que eso le podría costar la vida. No fue fusilado, pero murió por falta de cuidados médicos, no mucho después, en la prisión de Ronda. Pero tambíén le podría haber llegado la preocupación política por parte de su padre, diplomático a quien un día llamó Azaña para decirle: "Zulueta, necesito en el Gobierno una pincelada de moderación, y usted me la puede dar". De la conversación saldría nombrado ministro de Asuntos Exterirores, entonces ministro de Estado.

Vivió en medio mundo

A Julián de Zulueta estos antecedentes no le habían marcado. Vivió en Berlín en una época en la que su padre estuvo destinado como embajador allí, y el final de la guerra le llevó a Colombia, donde hizo la carrera de Medicina, que completó en Cambridge, tras un emocionante viaje en barco en los días más duros de la guerra mundial, cuando había que reunir convoyes completos para protegerse de los temibles submarinos alemanes. Luego volvió a Colombia, donde se especializó en la actividad profesional que ya marcaría su vida: la medicina tropical. En su tarea siempre ha hecho compatible la investigación con el trabajo de primera línea contra las epidemias. Sus empresas han sido, primero la Fundación Rockefeller y luego la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el ejercicio de su,profesión le ha llevado a vivir, además de en centros importantes de la OMS como Ginebra y Copenhague, en Líbano, Jordania , Siria, Irak, Chipre, Bomeo, Uganda, Pakistán y Afganistán, y a dominar más de media docena de idiomas, algunos tan irreconciliables con el castellano como el malayo y el svajili.

Con 25 años al servicio de la OMS obtuvo el derecho a la jubilación. Coincidió eso aproximadamente con un viaje de retorno de África que le llevóa pasar por Ronda, y decidió escoger esta ciudad como escenario para un tranquilo retiro, que le permitiría escribir los libros que tenía proyectados y disfrutar de sus imprescindibles paseos por la sierra. Pero en cinco años de estancia ha visto estropearse demasiado la ciudad, así que cuando le propusieron encabezar la lista socialista al ayuntamiento en las últimas municipales decidió decir que sí. Tuvo que luchar contra el anterior alcalde, un andalucista fuertemente atornillado en la ciudad, pero consiguió la mayoría absoluta. Ahora ocupa la alcaldía y se encuentra que para manejar Ronda tiene que firmar más papeles que cuando dirigió, en los últimas días de su carrera de médico, una campaña de erradicación del paludismo, en la que manejó un equipo de 15.000 hombres y un presupuesto de 120 millones de dólares.

Pero no se arruga; firma y firma, y mientras, piensa en la forma de salvar Ronda, de darle vida para conservar sus viejas casas. Quiere incorporar su ciudad a la vida universitaria, a fin de ver sus caserones restaurados para que los habiten estudiantes y profesores. Quiere cursos de verano, que puede conseguir ahora con el convenio entre la Junta de Andalucía y la Universidad Internacional Meriéndez y Pelayo. Quiere detener las incursiones de Icona en la sierra, cuyos pinsapos asegura conocer uno a uno, y quiere demostrar que puede haber explotación turística sin destrozo.

En su vida como médico ha conseguido erradicar la viruela de Pakistán y Afganistán, pero esto que ahora se propone quizá no sea tan fácil.

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