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Iberoamérica: encuentro en la democracia

Convocados por el Instituto dt Cooperación Iberoamericana, un grupo de hombres y mujeres de uno y otro lado del Atlántico nos reunimos, por primera vez de forma tan amplia y representativa, para reflexionar conjuntamente acerca de nuestras relaciones socio-políticas, culturales y económicas. Esto sucede ahora que España trabaja en un proyecto de cambio que haga de nuestro país un pueblo libre y moderno, capaz de satisfacer sus necesidades colectivas y de responder, solidariamente, a sus compromisos históricos.Estamos convencidos de la existencia generalizada en los pueblos iberoamericanos, incluido el español, de sentimientos comunes sobre la urgente necesidad de multiplicar los vínculos que traduzcan a la realidad cotidiana la indudable existencia de la comunidad iberoamericana.Unificar esfuerzos

El necesario realismo nos hace ver, sin embargo, la multiplicación estéril de esfuerzos que cada uno de nuestros países realiza para afrontar el reto de la crisis y la dependencia. Sólo hay que observar los diferentes sectores productivos o de investigación y desarrollo, aislados entre sí y dependientes de los centros internacionales, repetir iniciativas y esfuerzos parciales que, organizados de una forma coordinada, podrían mejorar resultados.

En el pasado decenio y en loque va de éste hemos asistido a un empeoramiento de la situación económica en el área iberoamericana. Se manifestó al principio en dificultades de la balanza de pagos y en el rápido crecimiento de la deuda externa,, y posteriormente se apreció en toda la economía por la ralentización del ritmo de crecimiento, siendo esto especialmente grave en una región con gran incremento demográfico y que parte de niveles de vida muy bajos. La zona ha sido también especialmente sensible a los efectos del recrudecimiento de la guerra fría, del enfrentamiento Este-Oeste, del que ha sido frecuente campo de batalla. La paralización del diálogo Norte-Sur ha aumentado la brecha entre países ricos y pobres.

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La vulnerabilidad ante la crisis está causada, en buena medida, por la dependencia tecnológica. La crisis actual se proyecta como un gigantesco proceso de innovación, asumiendo, cada vez más, las relaciones de subordinación, la forma de dependencia tecnológica. Se trata, por tanto, de gobernar este proceso de innovación evitando que reproduzca las distorsiones de las precedentes fases de desarrollo. Un control de este tipo es impracticable país por país. Es necesario para ello la contribución coordinada de esfuerzos de todas las naciones iberoamericanas, lo que permitiría la creación de un mercado para la plasmación productiva de las innovaciones y una suma de recursos de investigación que posibilitarían el despegue científico. Sería ilusorio pretender este despegue sin crear una base científica y cultural, que no podría lograrse sin implicar a toda la población, elevando su nivel cultural.

Solidaridad y democracia, bases de las nuevas relaciones

¿Cómo hacer frente en común a un nuevo orden mundial, cada vez más cercano, de forma que los países de nuestra área puedan representar un papel autónomo y entre iguales?

En España, la democracia y su profundización, con el acceso al Gobierno del partido socialista, ha supuesto un cambio en la política exterior de nuestro país, especialmente en la actitud hacia Iberoamérica. Se abandona el paternalismo y se elige, como fundamento de las relaciones iberoamericanas, los principios de igualdad y solidaridad entre las naciones. Los valores democráticos, la paz y el respeto a los derechos humanos se constituyen en los ejes de nuestra acción. Existe el compromiso de sustituir la retórica por instrumentos de cooperación eficaces y transparentes. Este encuentro de intelectuales y políticos es la prueba del interés por perfilar una nueva política.

La actual experiencia democrática española nos hace solidarios con las aspiraciones, aún no realizadas, de los pueblos de Iberoamérica por la conquista de la democracia, entendida como forma de gobierno y como modo de convivencia social, basada en la activa participación del pueblo en la elección de sus representantes y en la formación de las grandes decisiones colectivas sobre el destino de la sociedad.

Estamos convencidos de que la democracia es el único modelo político que permitirá a nuestros pueblos hacer frente a sus grandes desafíos actuales: la lucha contra el analfabetismo, el hambre, el atraso científico y técnico, en definitiva, contra el subdesarrollo. Sólo en la democracia seremos capaces de profundizar en la integración de nuestros países y construir la comunidad iberoamericana de naciones, proyecto histórico fuertemente sentido por nuestros pueblos y fervientemente alentado por la Corona española.

La democracia es imprescindible a la comunidad porque supone una garantía contra el acceo la permanencia en el poder de representantes de intereses minoritarios y de falsos nacionalismos. Solidarios todos con un decidido compromiso democrático, este encuentro debe suministrar un hálito de esperanza para las aspiraciones de progreso económico, cambio social, independencia política y consolidación nacional de los pueblos que constituimos la comunidad iberoamericana.

Deseos de integración

Visto desde Iberoamérica, ya desde los años setenta los países de la región han estado intentando perfilar y promover una política internacional propia que les permitiese abrir nuevos cauces de cooperación, en el marco de una economía internacional profundamente, perturbada. Se ha procurado superar las políticas de confrontación para avanzar hacia relaciones internacionales -basadas en el beneficio recíproco de los países de todos los mundos insertos en el presente orden internacional. Durante estos últimos años, los objetivos de paz y cooperación han estado presentes en las recomendaciones y programas de acción aprobados por sucesivas conferencias regionales. Estas posiciones, Iberoamérica las ha mantenido en diversas reuniones transregionales y en los órganos de consulta y foros regionales del más diverso tipo, SELA, ALADI, GRULA, etcétera. A esto hay que agregar

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Luis Yáñez Barnuevo es presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana.

Iberoamérica: encuentro en. la democracia

Viene de la página 11una multiplicidad de organizaciones no gubernamentales que promueven tales intereses y valores en los campos de la política, la cultura, las ciencias sociales, las comunicaciones, la educación, etcétera.No dudamos que el único camino para el estrechamiento de lazos y para la integración de nuestros pueblos pasa, en este final de siglo, por la cooperación. ¿Cuál debe ser hoy el objetivo de una cooperación solidaria?

Se alza ante nosotros un doble reto: aunar esfuerzos, capacidades políticas y económicas para lograr un desarrollo autónomo de nuestros países, un mayor nivel de vida de nuestros pueblos y una afirmación ineludible de su identidad, y conseguir que la voz de ese pueblo, sus principios y valores, sean escuchados en el mundo.

Para nosotros, naciones medianas, la necesidad de unidad de acción en muchos terrenos resulta incuestionable. Se trata de establecer un importante entramado de interconexiones políticas, culturales, económicas, de cooperación científico técnica, que hagan posible esa acción unitaria, sustentado en cauces de comunicación y conocimiento permanente.

La comunidad iberoamericana de naciones, un reto histórico

Estamos firmemente convencidos de que sólo sobre estos sólidos cimientos podemos ir haciendo realidad cada día la tan deseada comunidad iberoamericana de naciones. Objetivo nada utópico, pues somos la mayor comunidad histórica identificada en el mundo.Potencialmente tenemos una fuerza capaz, en palabras del presidente del Gobierno español, "de romper la bipolarización del mundo en zonas de influencia, somos capaces de levantar una señal a la vez de alarma y de esperanza en la cooperación por la paz y el desarrollo".

Tenemos el reto histórico de lograr para nuestros pueblos un desarrollo social, económico y técnico en el que la libertad y la justicia florezcan con el acento de los valores humanos.Si entre todos somos capaces de dar formulación concreta a las múltiples ideas y ricas surgerencias que, estamos seguros, van a ser expuestas y debatidas a lo largo de las jornadas de este encuentro, iberoamericanos y españoles podemos aspirar, realista y legítimamente, a protagonizar un proyecto autónomo en la vida internacional del año 2000.Nuestros países deben trabajar, conjunta y solidariamente, por un nuevo orden internacional, que abarque las relaciones Este-Oeste y Norte-Sur; de su instauración depende, en gran parte, el presente y el futuro de nuestros pueblos, el de la paz mundial y de la justicia internacional.Como españoles, no queremos dejar pasar la oportunidad que nos brinda la presencia de tan cualificada representación de los pueblos hermanos del otro lado de¡ Atlántico para transmitirles un sincero propósito del actual Gobierno: Iberoamérica no es, ni será, únicamente, un escenario privilegiado de nuestra política exterior, sino, y sobre todo, una dimensión esencial del reencuentro con nosotros mismos. Somos plenamente conscientes de que el papel de nuestro país en el mundo pasa por Iberoamérica, y sólo trabajando conjuntamente iberoamericanos y españoles podremos convertimos en un punto de referencia importante en el mundo.Para hacer realidad este objetivo, el Gobierno del presidente Felipe González pretende desarrollar, en su acción hacia Iberoamérica, una política de Estado a largo plazo, con proyección histórica, para la que desde ahora mismo solicita un compromiso activo de todos los sectores culturales, sociales y económicos de Iberoamérica y España. Los pueblos iberoamericanos pueden tener la certeza de que su causa es ya, en España, una causa nacional.

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