Contra natura
La película de Galbraith sobre las grandes corporaciones resultó provocadora y oportuna como pocas de la serie (Encuentros en libertad).El duelo que Sibelly Valle quiso tramar a costa de la conocida metáfora del holding, fue un completo fracaso. El siempre feroz Pablo Castellano y el teóricamente agresivo representante de los empresarios de acero, Jaime Llopis, mantuvieron ante las cámaras un tierno idilio contra natura, cuando lo que Sibelly les exigía era una desgarrada escena de divorcio a lo Meryl Streep.
Mientras Herrero de Miñón, a esa misma hora se excitaba en solitario con los eróticos pormenores jurídicos del caso y los replicantes socialistas bramaban cifras de juzgado de guardia, Castellano y Llopis fingían ante la rubia un desalentador acuerdo de fondo y forma, a pesar de que se les veía como dos hechos audiovisuales francamente adversos. Incluso antagónicos en materia de sastre, peluqueros, maestros pensadores, camiseros, religión y consumo.
De poco sirvió la fábula de esa nada imaginaria "UGE" inventada por Galbraith; y de mucho menos, el celestinaje inverso de Sibelly para que se tiraran los trastos ideológicos a la cabeza. La pareja se dedicó a consensuar ante las cámaras, sin ningún recato para el espectador, como en los viejos tiempos obscenos. Espero que la próxima semana se arreglen las cosas, es decir, que haya follón.
