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Secuestrado durante una hora un autobús de línea con 15 pasajeros

José Domingo García, de veintiséis años, mantuvo secuestrado durante una hora, ayer por la mañana, un autobús de línea con su conductor y quince pasajeros dentro. Tras desviarlo de su ruta y recorrer varias calles del barrio de Carabanchel, el secuestrador, que aparentaba perturbación mental, fue detenido por la policía. José Domingo García subió al vehículo en una de las primeras paradas del trayecto, en el barrio de Aluche, y dijo al conductor, Cándido Fernández Gil: "Buenos días. No tengo dinero pero tengo una pistola. Así que aténgase a las consecuencias".

El suceso se inició a las doce y media de la mañana. García apuntó con la mano escondida en el bolsillo de la cazadora, simulando tener un arma, al chófer de un autobús de la línea Madrid-Fuenlabrada, al que había subido en el barrio de Aluche. El hecho fue observado por uno de los inspectores de la empresa Martín, propietaria del autobús que avisó a la policía.Durante su trayecto en el autobús, el secuestrador se situó junto al volante e impidió a los viajeros, con tono amenazante, pasar a la parte delantera. El conductor, Cándido Fernández, relató anoche que García, en una acción inesperada, rompió de un golpe el cristal de una ventanilla. Cuando el chófer se levantó para barrer los cristales, los viajeros intentaron salir pero José Domingo García se lo impidió.

El conductor se detuvo en una de las paradas del recorrido, según narró él mismo, y García le amenazó para que continuase. Con el autobús detenido, algunos pasajeros aprovecharon para apearse, a pesar de las órdenes del secuestrador, quien reiteraba al chófer que reemprendiese el camino. "El quería que siguiese en marcha", manifestó Cándido Fernández, "pero yo no seguí porque había gente bajando. Cuando descendieron todos, me mandó parar y me dijo que me invitaba a unas tónicas Ya en el bar, en la calle Aliseda me mandó esperarle allí porque, según dijo, tenía que ir al médico. Aproveché y me fui a la comisaría para contarlo todo. Volvimos al bar con un coche camuflado de la policía y estaba allí todavía. Le detuvieron. Creí que tenía una pistola y algunos viajeros dicen que la llegaron a ver, pero la policía le encontró un cuchillo. Igual se deshizo de la pistola antes de que le detuvieran".

Cándido Fernández pensó desde el primer momento que se trataba de un perturbado mental, parecer que fue corroborado después por fuentes policiales. El conductor del autobús pasó su peor momento cuando quiso llegar rápidamente a una comisaría y ningún vehículo se detuvo para auxiliarle. Cándido se negó anoche a que se publicase una fotografía suya. "Quien sabe si el secuestrador se queda con mi cara y viene después a buscarme".

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