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La reducción de ingresos en la balanza de capitales

A lo largo de este año se ha notado un abaratamiento del crédito otorgado por la banca en la financiación a medio y largo plazo, que es la que más directamente compite con los préstamos obtenidos del exterior.Si a esto unimos el empleo creciente de los nuevos créditos sindicados a tipos de interés flotantes que sustituyen a créditos similares del exterior, es bastante fácil comprender la fuerte reducción de los ingresos de nuestra balanza de capitales.

De hecho, la reducción paulatina de los tipos de interés en los mercados crediticios, junto con los cada vez más elevados servicios de la deuda exterior por depreciación de la peseta, han impulsado a las empresas a disminuir la captación de préstamos en los mercados internacionales. A resultas de esto, se ha producido una fuerte caída del saldo de la balanza de capitales y una pronunciada pérdida de las reservas de divisas.

A este respecto, una depreciación del dólar en los mercados internacionales provocaría una mejora de nuestra balanza de capitales, al reducir los servicios de la deuda exterior.

Esta situación puede ocurrir si se produce una caída de los ingresos por rentas de inversión de la economía americana, que a su vez podría ser provocada por la reducción de los tipos de interés y el aumento de los países deudores insolventes.

Abundancia de fondos de la banca

Por otra parte, la abundancia de fondos de la banca también ha contribuido a reducir los tipos de los créditos y a facilitar la sustitución de crédito exterior por el interior.

El fuerte crecimiento de los depósitos bancarios, junto con la pujanza de los bonos, pagarés y letras del sistema crediticio en los mercados bursátiles y extrabursátiles, ha provocado ese exceso de fondos de la banca cuyo aumento se ha visto facilitado por la elevación progresiva de los tipos de interés que remuneran a las imposiciones a plazo y los certificados de depósito.

La competencia hunde la recuperación

Esta competencia desaforada del sistema crediticio para obtener más fondos ha hundido por completo la prometedora recuperación de los mercados de valores y ha generado un espectacular encarecimiento de la financiación obtenida a través de la Bolsa por las empresas.

Todo esto desvía los ahorros disponibles desde los activos financieros a largo plazo a los activos monetarios a corto, lo que contribuye a reducir el ahorro interior y a incrementar la masa monetaria y la especulación financiera.

El resultado final es menos inversión, más inflación y un menor nivel de empleo.

Por otra parte, esto también contribuye a empeorar la balanza de capitales, ya que los inversores extranjeros huyen de los mercados en los que se dan altos tipos de interés y hundimiento de las cotizaciones bursátiles.

Medidas correctoras

Frente a esta situación de progresivo deterioro monetario y financiero se deben aplicar medidas correctoras.

En primer lugar se pueden reducir los tipos de interés de los pagarés del Tesoro, evitando de ese modo el proceso de pignoración automática practicada actualmente por la banca.

Si se mantiene bajo el valor nominal de los valores públicos para asegurar su liquidez en los mercados secundarios, se compite, de hecho, con ventaja para la captación de fondos con los títulos y depósitos del sistema crediticio, reduciendo la financiación monetaria del sector público y la inflación de precios.

Otra solución consiste en poner escalonadamente por etapas un techo a los tipos de interés del pasivo bancario (depósitos a plazo, certificados, bonos y pagarés), lo que en sí resultaría ser algo parecido a lo que se lleva haciendo desde hace años con la masa salarial.

Estas medidas harían disminuir la masa monetaria en circulación y la inflación de precios, al obtener una sustitución de los activos monetarios por los valores financieros a largo plazo.

Por otra parte se reduce drásticamente la probabilidad de que sigan ocurriendo quiebras bancarias.

Además, ambas medidas contribuirán a que las empresas obtengan una financiación más barata y abundante en los mercados bursátiles.

Este proceso que se ve igualmente estimulado por el incremento de los coeficientes de inversión obligatoria de la banca y cajas de ahorro.

Iñigo Tornos Zubiría es economista

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