Encuentran ahorcado en La Laguna un niño de doce años que presentaba indicios de haber sido violado

La muerte en extrañas circunstancias de un niño de doce años, Ignacio Yanes Herrera, que fue encontrado ahorcado en un cobertizo situado en el barrio Lomo Guirre de La Laguna (Tenerife), a últimas horas de la noche del pasado martes, ha provocado una airada protesta del vecindario, que relaciona el hecho con el estado de inseguridad que se registra en el lugar, debido a que en el mismo se encuentra emplazado el Centro de Educación Especial San Miguel, de financiación estatal, conocido popularmente como reformatorio. El niño fallecido presentaba indicios de haber sido objeto de abusos sexuales.

Según los vecinos, el citado colegio de internado es un foco de delincuencia y de tráfico de drogas. Desde su creación, hace alrededor de nueve años, se vive en los alrededores en un ambiente de intranquilidad. El ministro de Justicia, Pío Cabanillas, había declarado en la visita que realizó a la isla durante la pasada campaña electoral que este centro estaba realizando una labor positiva para la reinserción social de sus alumnos.El niño fallecido había estado asistiendo al citado internado para recibir clases de EGB. Muchas familias de la zona prefieren enviar a sus hijos allí, porque el colegio más próximo se encuentra alejado.

La madre de Ignacio Yanes había decidido quitar al niño, hijo único, del centro San Miguel, de común acuerdo con la directora. La víctima era objeto continuamente de apodos por parte de los internos, debido a su obesidad. Recibía golpes habitualmente y, en una ocasión, le destrozaron su reloj. A raíz de las quejas de su madre a la dirección, alguno de los internos le llegó a amenazar de muerte. Todos los vecinos, que se lanzaron a la calle desde el momento en que se supo la noticia, comentaban, en medio de un ambiente de histeria general, que se había cometido "un vil asesinato contra un niño que era un modelo de educación". La brigada regional de Policía Judicial, que investiga los hechos, ha señalado a EL PAIS que aún no se puede hablar con propiedad de asesinato o suicidio.

Acompañado de un perro

Al niño fallecido sé le vio por última vez hacia las seis de la tarde, algunas calles lejos de su casa y, precisamente, en el lugar donde apareció muerto. La mujer que tuvo las últimas noticias de él recuerda que iba acompañado del mismo perro que luego permanecería inmóvil junto a su cadáver cuando éste fue descubierto.A la madre de Ignacio Yanes le extrañó que, pasadas las siete de la tarde, no hubiera regresado aquél a su casa porque el niño siempre cuidaba estar en su hogar a esa hora, que era cuando llegaba su padre. Cuando éste preguntó por él, cundió la alarma y se inició la búsqueda. Los vecinos, ayudados de linternas, rastrearon la zona y pensaron que podía haber sido golpeado por alguno de los internos de los que habitualmente siembran el pánico en el barrio.

El primero en descubrir el cadáver fue, precisamente, el presidente de la asociación de vecinos de Gracia, Tomás Plata. Momentos antes, había estado intentando tranquilizar a la madre del niño. Esta le había confesado que su hijo había recibido amenazas de muerte e insultos y alusiones de contenido homosexual por parte de algún interno. Alrededor de las once de la noche, Tomás Plata revisó con minuciosidad el último lugar donde había sido vista la víctima. El último rincón por mirar era un solar amurallado, cuyo acceso estaba fuertemente bloqueado. Después de saltar uno de los muros el presidente de la asociación de vecinos descubrió, a través de una rendija de la puerta de un cobertizo que había en el interior, con la luz de una linterna, el cuerpo desnudo del niño, que colgaba de una cuerda, con un pañuelo atado a la cabeza y síntomas de haber sido posiblemente violado.

Entre el lugar donde apareció el cuerpo sin vida del niño y la parte trasera del citado centro de educación especial sólo media una calle de cuatro metros. Por aquel mismo punto, los internos suelen fugarse a la calle ayudándose de una escalera.

Según los vecinos, esa misma tarde habían detectado que tres de los internos habían salido a la calle y señalaban que uno de ellos, era, precisamente, quien había tenido fricciones con la víctima.

Esa misma noche, según informaciones recogidas por EL PAIS en fuentes del vecindario, la brigada de Policía Judicial que investiga el suceso se entrevistó con la dirección del centro y, al parecer, con algunos de los internos, sobre los que recaen sospechas.

El director del Colegio de Educación Especial San Miguel, el padre Ignacio Blasco, declaró a este periódico: "Me resisto a creer que el chico haya sido asesinado por algún interno. Aquí no tenemos casos de alta peligrosidad y en toda la historia de esta institución jamás ha habido problema grave alguno por agresión física, producida por alguno de nuestros alumnos". Sin embargó, el director reconoció que en dicho centro existen celdas de castigo para los niños de alta peligrosidad, de acuerdo con el programa del Ministerio de Justicia.