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El Banco Central controla ya el 80% del capital del Internacional de Comercio

Inmediatamente después de dar por terminada la junta general de accionistas del Banco Intemacional de Comercio, celebrada en la tarde del pasado jueves (véase El PAIS de ayer) y una vez que el presidente del consejo de administración de esta entidad, Alejandro Fernández de Araoz, mantuvo unos minutos de conversación con los periodistas que llevaban cinco horas esperándole, se formalizó la venta del 80% de las acciones, ateniéndose a las condiciones ofertadas por el Banco Central de cinco acciones del Intemacional por tres del Central, valoradas al 180% y 300%, respectivamente, según el acuerdo que firmaron los presidentes de ambas entidades en el mes de julio.A pesar de que parece que el Banco Central está dispuesto a Hevar a cabo la operación en un mes de plazo, las prisas con las que, los hasta anteayer principales accionistas del Internacional de Comercio, han actuado para proceder al canje de acciones, no causan una buena impresión en medios financieros. Alejandro Fernández Araoz, presidente del Intemacional de Comercio, fue interrumpido en varias ocasiones durante su intervención ante los periodistas recordándole "que era necesario suspender dicha conferencia de Prensa, ya que había que ir a firmar unos papeles" que, a la luz de las informaciones posteriores, se concretaban en la operación de canje de acciones de un banco con dificultades de rentabilidad futura, por otras del que se ha situado en el primer lugar de los bancos españoles por volumen de recursos ajenos.

El consejo ide administración del Internacional de Comercio, de acuerdo con el Banco Central, decidió convocar, una vez que se llegó a una solución de venta del paquete mayoritario de acciones, una junta general de accionistas en la que se informara de las características de la operación, que tendría como justificante formal de la misma la posibilidad de modificar parte de los estatutos de la, entidad, orientada a facilitar una hipotética cotización en bolsa. Hipotética toda vez que parece que el objetivo del Central es integrar en la primavera próxima al Internacional de Comercio, desapareciendo éste como banco. Los responsables del Banco Central, una vez que se supo que no había quórum de accionistas, lo que impedía la adopción de resoluciones que modificaran dichos artículos de los estatutos, manifestaron a los principales accionistas del Internacional que, a pesar de ello, la operación seguía en pie y se firmaría inmediatamente después de terminada la junta general.

Graves acusaciones

A lo largo de la junta general, que duró más de cinco horas, y en la que se negó la entrada a los periodistas aducíendo "medidas de seguridad" (lo que provocó la expulsión de la sala, a petición de algún consejero, de los que en repetidas ocasiones lograron entrar en ella), los miemlbros del consejo de administración -en especial el presidente de la entidad- tuvieron que oír intervenciones en contra de su gestión que en numerosas ocasiones podrían rayar la ilegalidad. Desde acusaciones de engaños entre personas que hasta entonces habían sido amigos personales, hasta otras que hablaban de que un banco de Miami, en el que el Internacional posee el 16,5% del capital, tenía como fuente fundamental de depósitos los ingresos de algunos clientes relacionados directamente con el negocio del tráfico de drogas en Estados Unidos, hasta aciones más o menos explícitas sobre el futuro personal de algunos de los consejeros que podrían ocupar un sillón en el consejo de administración del Central en im futuro no lejano.A lo largo de la conferencia de Prensa celebrada por el presidente del Internacional de Comercio, éste reconoció que, a pesar de que la marcha del primer semestre del año mostraba un crecimiento de los resultados del 15% sobre el año anterior, las perspectivas para el conjunto del año eran tan malas que no se podría partir ningún tipo de dividendo, al no haber beneficios extraordinarios de los que echar mano, como se ha venido haciendo en años anteriores.

Alejandro Fernández Araoz trató de pedir disculpas por no haber dejado entrar a los periodistas a la junta, afirmando que era una potestad del presidente de cada sociedad el aceptarlo o no, sin responder a que esta actuación podría servir de ejemplo negativo en un futuro.

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