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Una coacción diplomática

La involución diplomática de la señora Thatcher sigue su curso. A su negativa de negociar la soberanía del Peñón, volviéndose atrás de lo pactado en el Acuerdo de Lisboa, añade ahora la afirmación de que España no ingresará en la CEE hasta que abra la verja de Gibraltar. La señora Thatcher había previamente repetido hasta la misma saciedad que el Reino Unido apoyaba sin condiciones el acceso español a las Comunidades Europeas. La marcha atrás de la primera ministra no puede, inmediatamente, tener otra interpretación que la del intento de cobrarse a costa de España una renta adicional por la victoria militar de las Malvinas. ( ... )Algo habrá que hacer por parte espáñola, pues está visto que el ejemplar desarrollo de nuestras libertades políticas y que nuestra inhomologable progresión por el camino de los derechos humanos no sirven diplomáticamente para nada.

Algo habrá que hacer internacionalmente, si es que algún día despertamos y despegamos del plano onírico en que se encuentra la política exterior española. Y si el cambio de la señora Thatcher nos es irrelevante en términos prácticos, porque Mitterrand interpuso antes su veto, sí debe encontrar, empero, respuestas españolas -que las hay-, mientras la negociación con la CEE sigue su curso helicoidal. ( ... )

24 de julio

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